Análisis

De enemigos a amigos: el posible futuro del norte de Irak

A pesar de tener muchos problemas, incluso cuestiones de legitimidad, el referendo del GRK todavía se puede convertir en una oportunidad.

Hüseyin Alpetekin  | 11.10.2017 - Actualızacıón : 12.10.2017
De enemigos a amigos: el posible futuro del norte de Irak

ESTAMBUL

Dos semanas han pasado desde que se llevó a cabo el polémico referendo ilegal impulsado por el Gobierno Regional Kurdo (GRK) para la independencia de las zonas controladas por ellos en Irak.

Mientras que el referendo había sido declarado, hacía mucho tiempo, para el 25 de septiembre, muchos partidos, dentro y fuera de Irak, esperaron su cancelación hasta el último minuto.

Los poderes globales desde EEUU hasta Rusia, poderes regionales como Turquía, Irán y por su puesto el Gobierno de Bagdad, hicieron un llamado al Gobierno regional de Masoud Barzani, en Erbil, para que cancelara o pospusiera el referendo.

Incluso los actores locales como Gorran -el segundo partido más grande del parlamento cerrado de Kurdistán después del Partido Democrático de Kurdistán de Barzani (KDP)- y la red de NRT -el segundo más influyente en los medios de comunicación después del KDP-, señalaron los problemas de legitimidad alrededor de la convocatoria del referendo.

Tres cuestiones de legitimidad

Los problemas de legitimidad eran triples. A nivel regional se derivó de la polémica extensión de la presidencia regional de Masoud Barzani, dos veces después de su vencimiento, y el cierre del parlamento regional en 2015.

A nivel nacional, el referendo incluía la disputa de tierras sobre las cuales el GRK no tiene el completo derecho y también carecía de los mecanismos de observación necesarios para un recuento justo.

Y tercero, a nivel internacional, el problema de legitimidad derivó en la anticipada ausencia de países que reconocieran la independencia de Kurdistán –con excepción de Israel-, además de la vaguedad del derecho internacional sobre los límites de la autodeterminación nacional.

Sin embargo, a pesar de las expectativas de numerosos actores internacionales y locales, y a pesar de la probabilidad de repercusiones nacionales e internacionales negativas, Masoud Barzani no retrocedió en su convocatoria.

Una vez que quedó claro que no había vuelta atrás, todos los actores regionales, incluido Gorran, se unieron para votar por el sí, que de otro modo costaría a cualquier actor kurdo su base popular y acabaría con su presencia política en la región.

Además, el referendo unió a tres Estados soberanos vecinos de la región del GRK quienes condenaban los esfuerzos de la consulta: Turquía, Irán y el Gobierno de Bagdad.

Atenuando la tensión

El referendo se llevó a cabo a pesar de dichas circunstancias pero los problemas reales salieron a flote después.

En pocas palabras, esta consulta reformó las alianzas no sólo dentro, sino también fuera de Irak. Turquía e Irán, quienes se han acercado durante las negociaciones de Astana, mientras construyen puentes entre sus diferentes posturas hacia Siria, se mantuvieron de pie al lado del Gobierno de Bagdad y se acercaron de una forma que no tiene precedentes.

Ambos países parecen acordar en dos principios interrelacionados: Irak debe permanecer unida y la región no necesita más derramamientos de sangre.

Sus esfuerzos conjuntos, con los del Gobierno de Bagdad, han llevado a que la administración de Erbil baje el tono frente a la insistencia de una independencia.

Por una parte, el Primer Ministro del GRK, Nechirvan Barzani, ha enfatizado que el referendo no tiene nada que ver con las fronteras de Turquía, y que se opone a los mapas popularmente compartidos en Kurdistán durante el proceso de referendo, los cuales mostraban partes de Turquía bajo la bandera del Kurdistán.

Barzani también enfatizó - en contra de sus implicaciones anteriores - que no tienen intención de ir a la guerra y que quieren resolver sus problemas con Bagdad a través del diálogo.

Y es así como las puertas del diálogo se abren. La creciente tensión, especialmente durante la semana en la que se realizó el referendo, está ahora disminuyendo con los pasos cautelosos y cuidadores de los actores involucrados.

El destacado erudito chiita iraquí, y figura política, Ayatollah Ali Sistani, por ejemplo, pidió el diálogo, una idea que fue inmediatamente recibida por el Gobierno de Erbil.

Además, los vicepresidentes iraquíes Ayad al-Allawi y Osama al-Nujaifi se reunieron con Masoud Barzani para discutir el levantamiento de las sanciones y establecer un mecanismo para una coordinación constante.

El primer ministro turco Binali Yildirim también recalcó que Ankara está preocupada por los intereses mutuos de Turquía y los kurdos del Kurdistán iraquí.

Finalmente, Irán también ha enviado señales de ablandamiento tanto en el discurso como en la acción, tal como lo simboliza el ministro de relaciones exteriores, Jawad Zarif, asistiendo al funeral de Jalal Talabani, prominente político kurdo y expresidente de Irak en la región de Solimania.

Cuatro grandes riesgos

Este acercamiento, y las continuas señales positivas de todas las partes, muestra que la disputa está probablemente en la fase de neutralización, pero todavía hay una serie de riesgos involucrados.

Por un lado, el referendo ha terminado y no puede y no será revocado por el GRK, porque simplemente no se puede deshacer un proceso electoral de este tipo. Está hecho y le da una gran influencia al GRK para una futura declaración unilateral de independencia, cada vez que las circunstancias se vuelven favorables.

A su vez, los Gobiernos de Ankara, Teherán y Bagdad han demostrado conjuntamente que una declaración unilateral de independencia tendría altos costos y el GRK tendría que enfrentarse solo a este frente unificado.

En segundo lugar, los territorios en disputa, pero especialmente Kirkuk, el rico en petróleo, plantean un gran riesgo para el mantenimiento de la paz y la estabilidad. Cualquier tensión futura en la ciudad tiene el potencial de convertirse en un conflicto que podría rápidamente tragarse a toda la región.

En tercer lugar, las ganancias fáciles de Daesh en Irak, tanto en el GRK como en las áreas controladas por el Gobierno central, además de los interminables desacuerdos sobre la participación de los ingresos petroleros y el presupuesto nacional, son ejemplos de la vulnerabilidad de Irak a la falta de cooperación y coordinación entre Erbil y Bagdad en una serie de temas sobre la defensa de la economía.

Por último, pero no menos importante, el grupo terrorista PKK controla la parte de los territorios que el GRK reclama a lo largo de las fronteras con Turquía e Irán. El PKK es la amenaza de seguridad número uno para Turquía y constantemente envía escuadrones terroristas a Turquía desde sus bases en Irak. Su presencia en la región no sólo produce terror en Turquía, sino que también amenaza con desestabilizar aún más a la región del Kurdistán de Irak y las zonas vecinas.

Lidiando con los riesgos Estos cuatro problemas, los últimos tres de los cuales se remontan a antes del referendo, hacen que la situación sea difícil de resolver, pero esta crisis todavía puede convertirse en una oportunidad.

Aunque todas las partes saben que la consulta no se puede deshacer, es un buen comienzo que Erbil no haya hecho una declaración inmediata de la independencia y buscará el diálogo, que ahora no es opcional, sino obligatorio, dadas las posturas difíciles y conjuntas de Ankara, Teherán y Bagdad.

Puesto que ahora está claro que una acción unilateral conducirá probablemente a un conflicto, el referendo no se puede deshacer pero puede ser congelado para el futuro próximo. En segundo lugar, todas las tierras en disputa y, lo más importante, la ciudad de Kirkuk, necesitan un estatus claro; pueden ser compartidas entre las autoridades de GRK y de Bagdad. Por ejemplo, los lugares más críticos y más diversos como dicha ciudad, pueden tener un estado especial con un mecanismo de poder compartido que no excluya ninguna comunidad local significativa.

En tercer lugar, la incompetencia de Irak para defender sus territorios occidentales contra la ofensiva Daesh en 2014, muestra la necesidad de una cooperación más estrecha entre las fuerzas de Bagdad y el GRK peshmerga, y una cooperación de este tipo tiene el potencial de extenderse hacia el ámbito económico.

No hay lugar en Irak para el PKK Por último, el PKK no tiene cabida en Irak. Fue una vez eliminado de Siria -aunque regresó y está protegido actualmente por actores internacionales- y ahora puede ser expulsado de Irak.

Cualquier acción concreta contra el PKK garantizaría el mayor apoyo de Turquía al futuro pacífico del Irak. El KDP (Partido Democrático del Kurdistán) se ha aliado desde hace mucho tiempo con Turquía contra el PKK, pero obviamente carece de fuerza, voluntad o ambos para poner fin a la presencia del PKK en la región de una vez por todas. Por lo tanto, Turquía, Irán e Irak pueden y deben erradicar el PKK en Irak.

Esta es una agenda, casi una hoja de ruta, para traer paz duradera y prosperidad a la región. No es fácil seguirla, pero las negociaciones entre Bagdad y Erbil ya han comenzado, las partes involucradas ya han atenuado sus amenazas sobre Turquía, e Irán tiene potencial para un posible proceso de mediación en Erbil y Solimania, con el apoyo de sus aliados económicos y políticos.

El caso sirio mostró una vez más que las guerras no traen nada bueno y lo último que necesita la región, es una segunda Siria. Un esfuerzo conjunto puede revertir el proceso y abrir posibilidades para un mecanismo de seguridad y prosperidad colectiva duradero.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu. 

*María Paula Triviño contribuyó a la redacción de esta nota.

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