Una familia palestina denunció un abuso brutal por parte de miembros de la Policía y los servicios de inteligencia israelíes luego de que su domicilio fuese allanado por estos en la ciudad ocupada de Jerusalén Oriental.

Los miembros de la familia Dari prestaron testimonio ante el centro de información Wadi Hilwa, un centro palestino no gubernamental de derechos humanos. En su testimonio, los Dari alegaron maltrato con armas de electrochoque, golpes, patadas, bofetadas e insultos.

Los agentes de seguridad retuvieron durante 12 horas a Mahd Dari, de 13 años de edad, y a su hermano Mohamed, de 18 años.

"Agentes de la Policía israelí vinieron a nuestra casa por la noche y derribaron las puertas, luego entraron en nuestra habitación y nos despertaron electrocutándonos en las piernas", dijo Mahd.

"Nos llevaron al coche de la Policía, golpearon a mi padre, le insultaron, usaron malas palabras delante de mi madre y mis hermanas y golpearon a todos quienes se encontraban en casa, incluidos mis tíos", agregó Mahd.

El menor agregó, además: "Dentro del coche nos golpearon. Los investigadores hicieron lo mismo durante el interrogatorio. Entre las tres y las seis de la mañana nos obligaron a mí ya mi hermano a sentarnos de rodillas en el suelo luego de habernos atado las manos por la espalda. En el suelo nos dieron patadas". "No nos trataron como seres humanos", sentenció.

Marwan Dari, el padre del niño, dijo que le electrocutaron con “una pistola eléctrica en la cabeza”, causándole heridas. “En ese momento vi a mi hijo tirado en el suelo. Se había desmayado. Cuando vi al otro niño en el suelo traté de ayudarle, pero uno de los policías me golpeó en la boca, rompiéndome varios dientes".

"Me sangraba la cabeza y la boca, mientras un oficial de inteligencia israelí me insultaba a mí y a mis familiares. Agredieron a mi otro hermano y a todos los que estaban delante de ellos", dijo Marwan.

En declaraciones a la Agencia Anadolu, Mohamad Abu al-Hums, miembro del Comité de Defensa de la localidad de Issawiya, afirmó que estas incursiones de la Policía israelí ocurren desde 2018 casi a diario, seguidas de “palizas, arrestos y ataques a la propiedad privada".

“Desde finales de 2018, una persona perdió la vida y otras 250 resultaron heridas, entre ellos gente que perdió los ojos, además de 1.450 detenciones”, indicó Abu al-Hums.

"Los hogares son asaltados por la noche y al amanecer, y sus residentes son aterrorizados, incluidos los niños y las mujeres, y son golpeados", explicó Abu al-Hums.

El miembro del comité señaló que la Policía israelí dispara deliberadamente "un aluvión de cápsulas de gas lacrimógeno dentro de los hogares sin tener en cuenta sus efectos negativos para la salud, sobre todo durante la pandemia".

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores palestino condenó el incidente y acusó a Israel de convertir los territorios palestinos ocupados en "un campo de entrenamiento y de descarga para la cultura del odio y el racismo hacia todo lo palestino".

El Ministerio responsabilizó a las autoridades israelíes “plena y directamente” de estas violaciones, las cuales equiparó con "crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad".

La Policía israelí negó todas las acusaciones hechas por los miembros de la familia Dari.

*Traducido por Daniel Gallego.