EEUU dividido por nombramiento del próximo juez de la Corte Suprema en medio de la campaña presidencial
Un voto conservador, como el que podría tener la nominada de Trump, Amy Coney Barrett, puede cambiar la tendencia en el tema migratorio o en los bloqueos de fondos federales implementados en contra de organizaciones que promueven el aborto.
WASHINGTON
Por: Carmen Rodríguez
A la lucha por la Casa Blanca y por la presidencia en Estados Unidos esta semana se sumó la disputa por la elección de la próxima jueza de la Corte Suprema del país. La elección puede cambiar el rumbo de la Corte hacia un camino de decisiones mucho más conservadoras durante los próximos años.
La nueva miembro de la Corte ocuparía el puesto dejado por la fallecida jueza liberal Ruth Bader Ginsburg.
¿Por qué es tan importante la elección del próximo juez y por qué republicanos y demócratas se enfrentan por el momento en que debe ser escogido el alto funcionario judicial, previo a las elecciones presidenciales y en medio de un panorama político sin precedentes?
En las encuestas previas a las elecciones presidenciales de 2016, la cuarta parte de los electores que votó por Donald Trump, señaló que la competencia del presidente para nominar a jueces conservadores, era determinante a la hora de emitir su voto. La elección del próximo juez puede influir en las elecciones presidenciales que se realizan en menos de seis semanas.
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La tendencia del voto en la Corte Suprema en temas relevantes puede cambiar, si la elegida es de tendencia conservadora. El presidente Donald Trump nominó este fin de semana a Amy Coney Barrett, una jueza que señalan es de línea ultra conservadora. Ese voto puede eliminar programas de Gobierno establecidos en administraciones anteriores.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha intentado desmantelar uno de los programas insignia de Barack Obama: el Obama Care, un plan de salud que combina coberturas públicas y privadas, dirigido a los estadounidenses con pocos ingresos. Con el voto de Coney, los conservadores republicano también pueden modificar sentencias relacionadas al matrimonio entre personas del mismo sexo. Lo que representaría una victoria para Trump y sus votantes más fieles.
Además, un voto conservador puede cambiar el panorama para bloquear a organizaciones, entidades y ciudades que están a favor del aborto.
En enero de 2017, Trump emitió una orden para bloquear todos los fondos federales que recibían organizaciones extranjeras que realizan o promueven la interrupción del embarazo de forma legal. Esta sería otra victoria para el presidente y los grupos de derecha ultraconservadores.
“Si llega un juez conservador es posible que con base en su pensamiento o ideología, pueda revertir las decisiones que se han tomado en estos temas”, explica el abogado experto Roberto Sarmiento.
Hay más cambios que podrían ocurrir. Un nuevo voto conservador dentro de la Corte también podría cambiar tendencias en el tema migratorio. Así como la Corte Suprema falló en junio pasado a favor de los inmigrantes amparados en DACA, al declarar inconstitucional la orden de Trump que buscaba poner fin al programa para los inmigrantes latinos, los jueces podrían también avalar políticas antiinmigrantes que lleguen hasta el Tribunal Mayor.
“Una tendencia conservadora podría bloquear muchas tendencias hasta de migración. La agenda progresista establece libertades de derechos humanos y de derechos migratorios. Con la elección de un juez conservador, la corte quedaría solo con dos jueces de tendencia progresista”, señaló el abogado Sarmiento.
Proceso de elección
Tras la presentación de la aspirante de Trump el fin de semana, ahora el proceso está en manos del Senado. Ahí, mediante una votación, demócratas y republicanos decidirán si Amy Coney Barret es la siguiente jueza, que sustituirá a Bader Ginsburg.
Desde antes de la nominación de la Casa Blanca, los republicanos han dicho que harán todo lo que esté a su alcance para ratificar el nombramiento de Trump. El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, dijo que su bancada está lista para elegir a la próxima jueza previo a las elecciones de noviembre.
Normalmente el proceso para la escogencia de un juez de la Corte Suprema, toma entre 65 y 70 días. Primero, el Congreso tiene que confirmar la nominación; luego, esta llega a la Comisión Judicial del Senado, donde se examina y entrevista al candidato; se revisa su currículo. Si la nominada cumple con los requisitos académicos y no tienen ninguna tacha moral entonces pasa a la plenaria del Senado.
Se prevé que las entrevistas a Coney Barret inicien el 12 de octubre, solo tres semanas antes de las elecciones presidenciales. Los jueces se mantienen en la Corte de manera vitalicia o hasta que por motivos de fuerza mayor deban renunciar a su cargo.
Coney es considerada como uno de los fuertes pilares de la “derecha religiosa ultraconservadora”, por eso las críticas de algunos demócratas que creen que su creencia religiosa influirá a la hora de tomar decisiones trascendentales en la Corte.
Una vez el Comité aprueba la nominación, el pleno del Senado tiene que llevar la propuesta a votación. Los republicanos necesitan 51 de 100 votos para lograr el nombramiento de Coney y por ahora el partido de Trump cuenta con 53 senadores. Pero si en la votación se llega a un 50-50, el vicepresidente Mike Pence deberá romper el empate.
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Como último deseo, Bader Ginsburg pidió que la nominación y votación para la elección del nuevo juez se hiciera hasta después de las elecciones de noviembre. Sin embargo, Trump restó importancia a esta petición y se apresuró a realizar el nombramiento al siguiente día del funeral de Ginsburg.
Coney es el cuarto nombramiento que hace el presidente Trump durante su mandato. En 2016, durante el último año de Barack Obama, el presidente intentó nominar a un juez, pero entonces, los republicanos bloquearon la elección argumentando que no era conveniente porque estaban cerca las elecciones presidenciales.
La vida liberal y ejemplar de Ginsburg
La jueza Ruth Bader Ginsburg, RBG como se le conoce en el país, falleció esta semana a los 87 años, un ícono feminista y progresista en Estados Unidos. Promovió las causas relacionadas a la igualdad de género, inmigración, el aborto y el matrimonio igualitario.
Fue nominada por Bill Clinton en 1993 y desde entonces formó parte del bloque de jueces a los que llamaron “los progresistas”. Se convirtió en la segunda mujer en ocupar una silla en la Corte Suprema estadounidense.
Gracias a la tendencia de Ginsburg, las mujeres pueden inscribirse en las escuelas militares. Uno de los casos más importantes que se resolvió con su voto fue “Estados Unidos versus Virginia”, que eliminó la política de admisión solo para hombres en los institutos militares de uno de los estados más conservadores del país.
Contraria a la figura feminista de Ginsburg, Coney es una abierta opositora al aborto en el país, uno de los temas que divide a la sociedad estadounidense. Además, es madre de siete hijos, incluidos dos niños adoptados de Haití y un chico con síndrome de Down.
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