Análisis

¿Cómo salir de la monotonía en la que nos sumergió la pandemia?

Expertas consultadas por la Agencia Anadolu explican las consecuencias de la rutina en la gente, qué pueden hacer ellas o las empresas para combatir este fenómeno y los posibles efectos sobre la salud mental.

Juan Felipe Velez Rojas  | 25.05.2021 - Actualızacıón : 26.05.2021
¿Cómo salir de la monotonía en la que nos sumergió la pandemia? Una mujer, con una máscara médica, camina en un parque mientras la gente sale a trotar y caminar después de que se permitió el ejercicio al aire libre tras el fin del confinamiento nacional en Madrid, España. Archivo (Burak Akbulut - Agencia Anadolu)

Colombia

Por: Juan Felipe Vélez Rojas

Hacer lo mismo todos los días, el hastío, la nada, el aburrimiento, el tedio y anhelar cambios. Estas son algunas de las manifestaciones de las personas que buscan romper o al menos modificar su rutina para así salir de esa aparentemente interminable monotonía en la que se han sumergido sus vidas, especialmente en medio de la pandemia del coronavirus.

Pero, ¿qué es la rutina? ¿la rutina es igual a la monotonía? ¿tiene algún beneficio? Aunque la monotonía siempre ha estado allí, en los últimos meses se ha vuelto más latente a raíz de los confinamientos y de las distintas prohibiciones, por lo que esta situación ha hecho que pongamos los ojos sobre este fenómeno e intentemos entenderlo.

Para Paula Cárdena Jiménez, psicóloga con máster en psicología clínica, la mayoría de las personas siguen una rutina en su vida diaria. Una persona se levanta, se baña, va al trabajo, regresa, hace los quehaceres de la casa, se acuesta a dormir y al día siguiente vuelve a hacer lo mismo y así sucesivamente en el resto de su vida.

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“Muchas veces la monotonía aparece cuando esta rutina no tiene variedad, cuando es uniforme, todos los días transcurren de la misma forma con las mismas actividades. Eso se puede aplicar en todos los ámbitos de la vida (familiar, laboral, en pareja)”, destaca la experta.

Así mismo, para la profesora asociada del Departamento de Psicología de la Universidad de los Andes, Viviola Gómez Ortiz, la rutina tiene una cercanía con la monotonía cuando la situación termina siendo demasiado predecible, pero destaca que una persona con una vida rutinaria no necesariamente tiene una vida monótona.

Según Gómez, la monotonía surge en situaciones con un bajo nivel de estímulos, baja cantidad de variedad. Hay una cercanía entre la rutina y la monotonía en el sentido en que la persona puede terminar sintiendo aburrimiento, perdiendo un poco el interés por las cosas.

“Quiero personas nuevas, nuevas ilusiones y metas. La monotonía me está cansando mentalmente demasiado”, describe Paula López, una usuaria de Twitter.

Diferentes estudios han indicado que la monotonía puede llegar a generar estrés, ansiedad, angustia, pérdida de creatividad, falta de concentración, síndrome de estar quemado y hasta depresión.

A una persona con una rutina y con pocas variaciones en esta le cuesta mucho adaptarse a los cambios, advierte Cárdenas. Según la psicóloga, cuando una persona está en la monotonía y se enfrenta a una nueva situación puede percibirla como una amenaza y eso puede generar ansiedad en todos los contextos.

“Una persona que esté en la monotonía puede disminuir la explosión a nuevos retos, a nuevos objetivos, a la realización de nuevas tareas (…) Una persona que está en la monotonía puede abandonar una nueva labor porque se sale de lo que ya estaba establecido e implica nueva planificación, le genera más ansiedad y la puede dejar a medias”, explica.

Y es que desde el inicio de la pandemia cientos de miles de personas en todo el mundo trasladaron sus actividades laborales y de estudio, entre otras, a su hogar, un punto que la mayoría de los casos estaba reservada para su vida familiar, su vida personal y el cual de un momento a otro se convirtió en el centro de todo.

“Algo que me bajonea demasiado a veces es sentir que estoy en una monotonía y que todos mis días se repiten de la misma manera, siento que estoy en un loop (bucle) sin fin, y lo peor sin la motivación para intentar cambiar eso”, destaca otro usuario de Twitter conocido como Space Monkeyy.

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Según explica Gómez, el trabajo se puede haber hecho más aburrido porque la interacción con la gente, sus compañeros de trabajo o de clases, se realiza a través del computador y eso no reemplaza el contacto personal, no reemplaza la posibilidad de hablar de otras cosas, de irse a tomar un café, la interacción social, de un contacto personal más rico.

Un artículo de la revista especializada Nature declaró que, pese a no existir una definición comúnmente aceptada sobre el aburrimiento, este era un estado mental donde la inquietud, el hastío y la apatía eran frecuentes y el cual las personas encontraban desagradable.

Este estado, según el artículo, podía modificar la mente. Las personas propensas al aburrimiento tenían un 50% más de probabilidades de empezar a fumar, beber y consumir drogas ilegales.

Viviola Gómez destaca que los trabajos más cercanos a la monotonía tienen una baja exigencia y control. Es decir, son trabajos en los que al trabajador no se le exige cumplir con sus funciones en determinado tiempo ni se le entrega la responsabilidad sobre tareas por las cuales debe responder; y tampoco tiene control, en cuanto carece de poder para tomar decisiones sobre cómo se hacen las cosas ni puede usar sus propias habilidades para resolver dichas labores.

“Alta demanda y alto control llevan a condiciones de aprendizaje, de desarrollo, de buen rendimiento, hasta cierto punto (…) Pero en los trabajos con bajo control y demanda hay falta de aprendizaje, falta de motivación. Yo lo he llamado el 'síndrome del empleado público', tiene muy pocas opciones de tomar decisiones, entonces es un trabajo aburrido, monótono”, destaca Gómez.

Una persona rodeada de monotonía, agrega Cárdenas, puede perder la noción de construir horizontes en el futuro, de un proyecto de vida cuando las actividades y su función pierden el sentido. “Además de esas alteraciones a nivel emocional también reduce algunos procesamientos de información, afecta la memoria, está un poco en piloto automático. Disminuye un poco la capacidad creativa y la capacidad de resolver nuevos problemas”.

Pero no toda rutina es mala ni toda monotonía tiene efectos negativos. Según Cárdenas, es por medio de la rutina que a los niños se les permite ordenar el mundo, se les permite sentir que tienen un poco de control frente al futuro. Cuando hay rutina con los niños, explica la psicóloga, como de sueño, de alimentación, actividades escolares o de familia ellos pueden empezar a anticipar qué es lo que viene, pero cuando no hay esta rutina, el niño se levanta y puede sentir ansiedad pues no tiene esa capacidad sobre cómo controlar su propia vida, de anticipar qué viene en el futuro.

Así mismo, destaca la experta, cuando una persona es consciente de sentirse en medio de la monotonía le da la oportunidad de reflexionar sobre sí misma, empezar a cuestionar su trabajo, su relación en pareja, de familia y cómo esta podría ser diferente. Se abren procesos creativos para fomentar el cambio, procesos reflexivos para transformarse.

Por su parte, para Gómez en la rutina la persona no tiene que estar haciendo un esfuerzo mental. La carga mental de manejar una rutina es menor a la carga mental de manejar una vida donde cada día hay muchas cosas diferentes.

“El esfuerzo mental de estar tratando de entender las nuevas rutinas, las nuevas actividades todo el tiempo termina siendo agotador. Lo ideal es variar entre una rutina sana con alguna variedad”, destaca la académica.

No obstante, romper con la monotonía no corresponde únicamente a las personas. Las empresas, colegios y universidades tienen un rol muy importante en ello. En el caso de las empresas, ambas expertas coinciden en que estas deben aprovechar las herramientas en comunicación para crear canales virtuales, pero no solo para hablar sobre el trabajo, sino para hablar y compartir con los compañeros otro tipo de actividades como celebraciones de cumpleaños, hobbies, hablar de cine, comida, etc.

Cárdenas señala que estos canales virtuales deben ser usados para abordar todos los temas de salud mental: trastornos de ansiedad, depresión, ideas suicidas, entre otros. Espacios donde la empresa y los directivos resalten la importancia de la labor.

“En pandemia, especialmente, mucha gente pierde el sentido o el interés por las tareas que realiza y muchas veces es muy importante que la empresa les recuerde eso que hace y la importancia que tiene para la empresa en general. Eso hace que la persona tenga un poco más de sentido o interés de lo que está haciendo”, explica la psicóloga.

Por su parte, para Gómez es importante que las empresas eduquen a sus empleados sobre la importancia del descanso, de no estar conectados todo el tiempo, de recordarles la importancia de dormir, pensar en algo distinto a su trabajo, pues la gente no tiene la educación de cómo separar espacios (laboral-familiar) y tiempos. “Capacitar no es pasar información y decirles lean, hay que hacer ejercicios, trabajar con la gente, generar retroalimentación”, concluye Gómez.

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