¿El paro nacional ha empeorado la situación de la pandemia en Colombia?
Expertos consultados por la Agencia Anadolu coinciden en que es difícil determinar el impacto de las movilizaciones en la propagación del coronavirus y que el paro no es el que genera los contagios sino las aglomeraciones de cualquier tipo.
BOGOTÁ
Por: Daniela Mendoza
Las últimas cuatro semanas han sido desafiantes para Colombia por diferentes razones. Por un lado, miles de colombianos se han tomado las calles en un paro nacional que va a cumplir un mes contra el Gobierno de Iván Duque; y por otro, el sistema de salud ha colapsado ante el número de casos diarios de coronavirus que no disminuye.
Hace un par de días, el 23 de mayo, el país reportó un récord de 21.669 casos diarios de coronavirus, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia, para acumular un total de 3.270.614 de contagios.
Hasta el momento, se han reportado 85.666 muertes por cuenta de la pandemia, mientras que la tercera ola de contagios que vive el país está cerca de cumplir su segundo mes.
Expertos afirmaron a la Agencia Anadolu que, si bien es complicado determinar exactamente el papel que ha jugado el paro en el comportamiento del virus en esta tercera ola, sí es factible pensar que las grandes aglomeraciones que se han presentado podrían contribuir al hecho de que los números de contagios se mantengan elevados.
El paro no es el que genera un incremento en los casos de coronavirus, aclaró el doctor Luis Jorge Hernández, médico y Ph.D en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia, quien dijo que lo que genera el aumento son las aglomeraciones de cualquier tipo bien sean políticas, culturales o religiosas. “Es un factor de riesgo porque aumenta las interacciones entre las personas”, explicó.
“Lo que hemos visto es una prolongación de la curva pandémica que teníamos previsto que la semana pasada comenzara a bajar. Sin embargo, ha permanecido alta y las estimaciones sugieren que puede permanecer alta en una fase todavía sin descenso en lo que queda de mayo y parte de junio”, indicó Hernández.
Mientras tanto, el profesor Diego Rosselli, de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia destacó que, más que un pico, lo que ha experimentado Colombia “es una meseta con un número de casos diarios muy elevados superior a cualquier otro momento de la pandemia, en un promedio de algo más de 15.000 casos diarios desde hace ya mes y medio, siete semanas para ser más precisos”.
Con respecto al papel del paro en el comportamiento de la pandemia, Rosselli explicó que es difícil de determinar: “Primero, porque no sabríamos cómo se habría comportado la pandemia en ausencia del paro. Si esa meseta era lo que se esperaba, que fue lo que ocurrió en el primer pico, o si iba a ser un pico y un descenso rápido como ocurrió en la segunda ocasión”
“Sin embargo, sí es factible pensar que los conglomerados de gente han ayudado a mantener el número de casos elevado”, afirmó el profesor, que también es máster en políticas de salud en el London School of Economics.
Rosselli explicó que, como la gran mayoría de quienes salen a las calles a manifestarse son jóvenes, muchos de ellos pueden mostrar formas asintomáticas y llevar el virus a casa o a sus círculos más cercanos “y contagiarán a personas mayores que son las que verdaderamente están en riego, así que todo eso hace que los datos de cuatro semanas todavía sean prematuros para ver el papel que esto va a jugar”.
Para Hernández, hay varios factores que han convergido para explicar la prolongación de la meseta: primero, las aglomeraciones; después la circulación de variantes que producen más transmisibilidad; tercero, el aún lento proceso de vacunación en el país, y cuarto, que el PRASS (Pruebas, Rastreo y Asilamiento Selectivo Sostenible) sigue sin funcionar plenamente.
“Todavía no estamos haciendo un buen rastreo, y notificación de casos y contactos para cortar las cadenas de transmisión”, afirmó. “Todos esos factores confluyen para que tengamos una curva que persiste alta”.
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Ocupación de UCI y colapso en el sistema de salud
Rosselli destacó otro indicador y es el nivel de la ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) que “están en un punto crítico y no están mostrando ninguna tendencia a ceder. Seguramente se va a mantener (alto) en los días que vengan”.
“Por el número de casos que no desciende, se puede asumir que el de fallecidos y la ocupación de las camas de cuidado intensivo también se mantendrán elevados por lo menos las dos o tres semanas siguientes”, aseveró.
Hernández, por su parte, asegura que no solo el sistema de salud entró en colapso hace tres semanas, sino que el nivel de ocupación de UCI en la capital colombiana, que se ha mantenido entre el 95% y el 96%, podría ser realmente del 110% o 120%.
“También hay que contar a los pacientes que están ubicados en áreas no UCI, como salas de emergencia, pasillos, salas de observación. Así mismo, hay un gran número de pacientes que están con oxigenoterapia u otras terapias de soporte respiratorio esperando una cama UCI”, sostuvo.
Su explicación fue respaldada por la experiencia de Daniela Patiño, médica de la unidad de hospitalización de pacientes con COVID-19 de la Clínica Nueva el Lago de Bogotá.
La profesional de la salud relató que en las instalaciones “hay unas camas de hospitalización que ahora cumplen función de una UCI. Lo que se ha hecho es que se han ampliado las áreas de UCI”.
“Estábamos en planes de ampliar un piso UCI pero no fue avalado por la Secretaría de Salud entonces lo que se hizo fue que unas camas de hospitalización quedaron como UCI”, detalló Patiño.
Para Patiño, las últimas semanas han sido desafiantes pues su unidad ha recibido consultas no solo de pacientes con COVID-19 sino que al estar cerca de la estación de Transmilenio de Los Héroes, donde se citan muchas de las marchas, también llegan pacientes afectados por las mismas.
“Hemos recibido varios pacientes heridos con el tema de las marchas bien sea por trauma, herida de arma blanca o por alguna otra cosa”, indicó.
Patiño resaltó, además, que el hospital ha evidenciado, en mayor medida que en los picos anteriores, que en esta ola es más común ver familias completas que se han visto afectadas por el virus y no miembros sueltos del núcleo familiar.
Inmunidad de rebaño en Colombia
Mientras las autoridades sanitarias de países como Chile y Estados Unidos estiman que llegarán a la inmunidad de rebaño a mitad de año y en México sería hacia septiembre, el Ministerio de Salud colombiano se ha comprometido a llegar a esa meta a finales de este año. Sin embargo, los expertos advierten que, si el proceso de vacunación no se acelera, la inmunidad podría llegar hasta 2022.
Un país alcanza la inmunidad de rebaño cuando al menos el 70% de su población ha sido vacunada.
“Seguimos por debajo del valor de dosis diarias. Deberíamos aplicar entre 200.000 y 250.000 dosis, y se han alcanzado picos de 180.000 o 190.000, pero todavía por debajo del valor. Colombia debe acelerar la vacunación”, manifestó Hernández.
El experto cree que Colombia sí podría alcanzar la inmunidad de rebaño, pero solo si se rompen las barreras de acceso en cuanto a bases de datos y logística que disminuyen la capacidad de aplicación de vacunas.
Por el contrario, Rosselli destacó que “las proyecciones apuntan hacia mediados del año entrante a la velocidad con que se está haciendo la vacunación”.
Recordó además “que como no se están vacunando los menores de edad entonces eso también contribuye a que no se logre la inmunidad de rebaño tan fácil porque el número de vacunados en los adultos tiene que ser aún mayor para poder complementar ese 70% al que se aspira”.
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