Por: Can Kasapoglu

Un artículo de análisis que escribí en febrero de este año para la Agencia Anadolu fue titulado “Control del Espacio Aéreo Sirio: Volando en un Campo Minado”. El artículo en cuestión dice que el espacio sirio se había convertido en el más peligroso del mundo y predije que la presencia militar rusa en apoyo a la Fuerza Aérea siria podría suscitar grandes tensiones debido a las cada vez mayores intervenciones aéreas israelíes.

Un evento en septiembre de 2018 confirmó la predicción del análisis de inteligencia de fuentes abiertas en cuestión. Mientras la Fuerza Aérea israelí llevaba a cabo un ataque contra varios blancos en Siria, un avión de inteligencia Iliushin Il-20 que se encontraba en el área fue derribado por un sistema de defensa antiaérea S-200 operado por las fuerzas del régimen de Bashar al Assad.

El único punto en el que las fuentes rusas e israelíes están de acuerdo es en que el sistema que derribó la aeronave fue una plataforma misiles tierra-aire S-200 de fabricación rusa que era operado por las fuerzas del régimen. Aparte de este importante detalle, los dos países han publicado comunicados muy diferentes sobre lo ocurrido. Sin embargo, existe un aspecto aún más crítico que el debate sobre cuál explicación militar, técnica o diplomática está más cerca de la verdad. Inmediatamente después del incidente, Moscú anunció que entregaría sistemas de defensa antiaérea S-300 al régimen sirio y que había lanzado un programa de modernización aérea extenso. Por su parte, Israel no anunció que detendría sus actividades en el espacio aéreo sirio, aparecieron noticias en la prensa internacional que decían que la meta de los Estados Unidos en Siria era poner fin a la apertura de bases militares iraníes en el país.

Aparentemente, dadas las circunstancias actuales, ahora tendremos que usar términos más fuertes que “campo minado” para referirnos al espacio aéreo sirio. Aunque muchas evaluaciones provenientes de los círculos de estrategia internacionales se enfocan exclusivamente en las estratégicas autopistas M4 Y M5, el rio Éufrates y varias áreas residenciales con importancia táctica, hay algo que a menudo es ignorado y en parte encubierto: el hecho de que el espacio aéreo sirio es el principal factor para determinar el curso que tomará la guerra, y particularmente su tendencia a convertir la guerra en un conflicto regional. Durante los últimos tres años, los conflictos más críticos y sensacionales en los cuales se enfrentaron actores estatales han ocurrido en el aire.

¿Qué significa la entrega de sistemas antiaéreos S-300 a Siria?

El sistema antiaéreo S-200 es esencialmente un legado de la Guerra Fría. Designado por la OTAN como SA-5 Gammon, la batería tierra-aire fue diseñada en los años sesenta para defensa antiaérea estratégica. La información disponible muestra que Siria tenía en su posesión una versión de exportación de este sistema desde los años ochenta. Los S-200 sirios, hasta hace poco, eran insignificantes debido a su estructura estática y tecnología obsoleta, por ejemplo, durante la intervención israelí contra el complejo nuclear Al Kibar en 2007. Sin embargo, han surgido reportes que indican que estos sistemas fueron modernizados por Moscú en 2016. De hecho, en febrero de 2018, los S-200 derribaron un cazabombardero F-16 israelí.

Técnicamente hablando, ahora sabemos que la familia de sistemas tierra-aire S-300 son sistemas móviles, a diferencia del S-200, el cual es un sistema antiaéreo soviético de segunda generación, lo que significa que opera con configuraciones de defensa antiaérea estática.

Por lo tanto, en caso de guerra, los S-300 tienen una probabilidad de supervivencia mucho más alta que los S-200. Adicionalmente, el sistema S-300 tiene una ventaja clara sobre el S-200 debido al número de blancos que puede atacar a la vez.

Sin embargo, en comparación al más reciente S-400, el S-300 es más vulnerable a ataques electrónicos y su capacidad contra aviones furtivos como el F-35, es limitada. La Federación Rusa ya desplegó sistemas S-400 en Siria.

En resumidas cuentas, el sistema S-300 en manos del régimen sirio es una adquisición de defensa que debe ser vista como un gran salto, especialmente si se tiene en cuenta que el régimen buscaba obtener estos sistemas hace ya varios años. Aun así, este desarrollo por sí solo no causará un desbalance real en las capacidades militares-estratégicas entre Siria e Israel. Sin embargo, el tema más importante es que Moscú impuso su voluntad política para que el espacio aéreo sirio sea cerrado a terceros. Los círculos estratégicos militares de Rusia han tenido esta tendencia desde hace mucho tiempo. Con el derribo de la aeronave rusa, el Kremlin parece estar más cerca de convertir esta tendencia en una realidad.

El programa de Moscú para fortalecer las capacidades de defensa aérea en Siria no se limita a los sistemas S-300. Por ejemplo, ya se sabía que varios sistemas antiaéreos de altitud baja y mediana Pnatsyr S-1 fueron entregados a las fuerzas del régimen. Aparte de los S-300, estas entregas pueden ser seguidas de la introducción de nuevas medidas en Siria, tales como un despliegue más extenso de capacidades de guerra electrónica, el fortalecimiento de la red de radares, y un mayor inventario de sistemas de defensa antiaérea de baja y mediana altitud. Claro, se debe entender que Israel también tomará estas medidas. Incluso si el espacio aéreo sirio demuestra ser muy riesgoso, las fuerzas armadas de Israel tienen buenas opciones, tales como ataques con misiles balísticos tácticos y ataques con cohetes de larga distancia guiados.

Punto focal geopolítico: crecen las tensiones Irán-Israel en Siria

En el punto de enfoque político-militar de la crisis de los sistemas S-300 en Siria, queda la Fuerza Aérea israelí, los elementos de despliegue de la Fuerza Aérea Rusa al igual que la Fuerza Aérea Siria. No obstante, si este tema es analizado desde una perspectiva más amplia, nos damos cuenta de que el verdadero centro de gravedad geopolítica de estos eventos es la presencia iraní en Siria, la cual es cada vez más permanente y estratégica, junto a la entrega de armas al grupo Hezbolá en el Líbano. Ser conscientes de este matiz nos ayuda a entender los sucesos críticos.

La alianza militar entre Siria e Irán que se desarrolló durante la era de la administración Bush en EEUU debido a la amenaza de intervenciones militares estadounidenses a gran escala está en un punto completamente diferente hoy en día. Aunque el acuerdo militar Siria-Irán, forjado en 2005-2006 y el cual desde entonces regula las relaciones militares de los dos países, facilitó de cierta forma las adquisiciones defensivas de Damasco, sin embargo, tenía dos limitaciones. El acuerdo no otorgó a Teherán el derecho de mantener bases permanentes en territorio sirio, ni especificaba un casus foederis [motivo de alianza] claro, similar al Artículo 5 de la OTAN, el cual declara que un ataque contra alguna de las partes se considera un ataque contra toda la alianza. Sin embargo, hoy en día, más allá de la presencia de la Guardia Revolucionaria Iraní y grupos armados apoyados por Teherán, existen fábricas de misiles y cohetes iraníes en Siria identificados por imágenes de satélite.

Durante la visita del ministro de Defensa iraní, Amir Khatami, a Damasco en agosto de 2018, la presencia iraní en Siria se convirtió en un tema de gran importancia en el contexto internacional. Siempre y cuando persista esta situación, es inevitable que Israel intensifique sus intervenciones militares, las cuales pondrán a Israel en un riesgo cada vez mayor de chocar con Rusia.

El espacio aéreo sirio y el futuro del conflicto

En Siria, la ecuación que está siendo ignorada pero que tiene una de las más altas probabilidades de desencadenar un conflicto regional es el espacio aéreo. Un dato curioso es que, desde el inicio del conflicto en Siria, los mapas militares de Siria, incluidos aquellos publicados por los think tanks y la prensa turca, trataron a la guerra desde una perspectiva unidimensional, con el fin de controlar el terreno. Por ejemplo, la mayoría de los análisis que explican que el régimen sirio controlaba el 25% del territorio sirio hasta hace algunos años y que ahora controla más del 70% del territorio hacen solo referencias a la tierra firme. La verdad es otra. La dominancia completa sobre un país solo se puede lograr cuando existe un control colectivo sobre el territorio, espacio aéreo y aguas territoriales. Aunque el régimen sirio parece haber ganado una gran cantidad de control sobre su territorio, la situación en el espacio aéreo es muy diferente.

Para finalizar, terminemos con una breve evaluación para el beneficio de los legisladores y la industria de defensa turca, teniendo en cuenta que las lecciones obtenidas del conflicto en Siria son de vital importancia para Ankara. Hay dos tendencias que deben ser monitoreadas cuidadosamente: primero, las capacidades de defensa aérea alrededor de Turquía son cada vez más avanzadas, y, más importante, los sistemas de defensa antiaérea son más avanzados que el armamento soviético de la Guerra Fría ya existente, particularmente en Oriente Medio.

Una consecuencia natural de estos desarrollos es que las capacidades operacionales de la Fuerza Aérea turca están cada vez más rodeadas de nodos A2/AD (anti acceso/negación de área) y espacios aéreos en disputa. Por lo tanto, debemos enfatizar que, durante los próximos años, la habilidad de las plataformas furtivas para llevar a cabo operaciones centradas en la red en el campo de batalla, las oportunidades ofensivas a gran distancia y las capacidades antiradiación serán de gran importancia.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Omer Colakoglu y Ahmed Fawzi Mostefai contribuyeron con la redacción de esta nota.