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Medios de comunicación sauditas están en el período más deshonroso de su historia

Los medios de comunicación sauditas tuvieron una actitud escandalosa hacia la cumbre islámica celebrada en Kuala Lumpur del 18 al 21 de diciembre por iniciativa del primer ministro de Malasia, Mahathir Muhamed.

Halil Çelik  | 31.12.2019 - Actualızacıón : 02.01.2020
Medios de comunicación sauditas están en el período más deshonroso de su historia ESTAMBUL, TURQUIA - DICIEMBRE 31: Medios de comunicación sauditas. (Halil Celik - Agencia Anadolu)

ESTAMBUL

No es posible no sonreír ante el tema que se discutió en el Foro de Medios Saudí, “el problema de la polarización de los medios de comunicación y la forma en que los regímenes actúan de acuerdo a las agendas políticas”, celebrado del 2 al 3 de diciembre en Riad, capital de Arabia Saudita.

El aspecto tocado en el foro, que contó con la participación de más de 1000 periodistas de 32 países, es un ejemplo completo de humor negro, dado el miserable estado de los medios de comunicación saudíes y árabes en general; en un contexto donde hay un papel principal de los medios de comunicación en el cambio de las tendencias y comportamientos de las masas.

Los medios sauditas son el ejemplo más vívido y concreto de este problema. Casi todos los días, realiza publicaciones contra Turquía y el presidente de Turquía, Recep Erdogan, que fomentan la separación y la polarización lejos de los enfoques unificadores en la lucha contra los diversos problemas del mundo islámico. En este contexto, no exageramos si decimos que los medios de comunicación sauditas están experimentando el período más deshonroso de su historia.

El último ejemplo de esto fue la actitud escandalosa de los medios sauditas hacia la mini cumbre islámica celebrada en Kuala Lumpur del 18 al 21 de diciembre por iniciativa del primer ministro de Malasia, Mahathir Muhamed.

El mundo islámico está en condiciones difíciles. La cumbre islámica en Kuala Lumpur fue un paso en la dirección correcta en busca de formas de salir de estas condiciones. En lugar de participar en la cumbre a la que fue invitado, Arabia Saudita utilizó todo su poder y esfuerzos diplomáticos, especialmente los medios visuales y escritos, para socavar la cumbre.

Desde que se anunció la fecha de la cumbre, el periódico Okaz y los medios saudíes hicieron todo lo posible para evitar que la cumbre se celebrase, al considerarla como una estructura alternativa a la Organización de Cooperación Islámica; inclusive hacían noticias llamándola “cumbre de conspiración”.

La administración de Riad amenazó a Pakistán e Indonesia para que no asistieran. Para hacerlo, se dirigió a la Organización de Cooperación Islámica (OCI), parte de su propia agenda, y publicó las mismas declaraciones condenatorias. Aunque el primer ministro de Malasia habló personalmente por teléfono con el rey Salman bin Abdulaziz, subrayando que la cumbre no tenía la intención de ser una alternativa a la OCI, la administración saudí mantuvo su actitud negativa. 

Después de que el presidente de Turquía denunció que Pakistán no asistió a la cumbre debido a las amenazas y el chantaje de la administración de Riad, los medios saudíes lo atacaron con titulares. Estos medios dieron un amplio cubrimiento del embajador de Arabia Saudita en Pakistán negando las acusaciones de presión y entrevistaron a periodistas pakistaníes simpatizantes de Riad quienes hicieron declaraciones en su apoyo. 

La imposibilidad de hablar de un medio independiente en Arabia Saudita es bien conocida. A pesar de que existan diferentes voces en los medios de comunicación del Reino, todas ellas entran en un coro de lealtad a la realeza y siempre actúan de acuerdo con su agenda política. Como resultado, se hace esencial revisar las políticas del gobierno de Arabia Saudita en los últimos años y determinar la situación. 

Siham al-Qahtani, columnista de Al Jazeera, uno de los medios relativamente prestigiosos del país, argumentó que Arabia Saudita no es un Estado religioso body_abstracto y que es un estado civil que busca un desarrollo civilizado en todas las áreas, que por lo tanto, es el modelo más poderoso del Islam moderno.

Por supuesto, Al Qahtani no puede dejar de señalar la visión del príncipe heredero, Mohammed bin Salman, sus reformas, el creciente poder militar y económico del país, así como la posición religiosa de Arabia Saudita para los pueblos árabes y musulmanes y la confianza política de que su país “no interfiere en los asuntos internos de otros". 

No sabemos si este es el punto de vista real de Qahtani, pero niegan estos argumentos el golpe militar contra el presidente electo de Egipto, el bloqueo a Catar y la intervención junto con los Emiratos Árabes Unidos en el norte de Siria, Yemen, Libia y Somalia. Prácticamente no hay país islámico en el que Arabia Saudita no intervenga. Es imposible olvidar el papel desempeñado por estos dos países en el reciente golpe militar en Sudán. 

De hecho, como lo revelan las líneas de los artículos de Qahtani y Rami Al Khalifa de Okaz, Arabia Saudita se opuso a la cumbre de Kuala Lumpur porque pensó que debilitaría su posición como líder y símbolo en el mundo islámico, y por lo tanto exigió que la cumbre se celebrase bajo la Organización de Cooperación Islámica.

A pesar de todos los obstáculos y la campaña en su contra, la cumbre logró resultados exitosos y profundizó la ya existente mala imagen de Arabia Saudita entre los pueblos musulmanes.

Al gobierno de Riad le molesta que el favor de la opinión pública árabe esté del lado de Turquía, especialmente del presidente turco. Después de la Primavera Árabe, los gobiernos que llegaron al poder se pusieron en línea con Ankara. El dúo Riad-Abu Dhabi es consciente de que no tiene influencia ni poder en las calles árabes. Por lo tanto, trata de alcanzar sus objetivos con poderes locales pagos.

Primero, se realizó un golpe de Estado contra la administración Morsi que llegó al poder en Egipto de manera democrática. Luego, contra la posibilidad de un gobierno alternativo al régimen de Bashar al Assad cercano a Turquía, Riad apoyó a la organización terrorista PKK/PYD en el norte de Siria, abriendo así el camino para el régimen.

El duo apoya al rebelde general Jalifa Haftar en Libia contra el Gobierno de Reconciliación Nacional reconocido por la ONU.

Sin embargo, Turquía nunca ha entrado en una competencia de liderazgo con Arabia Saudita. La meta de Turquía no es el liderazgo pero ser pioneros en hacer lo bueno para el mundo musulmán.

Si Arabia Saudita quiere liderar el mundo musulmán debe primero detener la guerra fría contra Turquía, y este trabajo debe comenzar mediante la corrección del lenguaje ofensivo de los medios.

Además, debe usar todos los medios a su alcance para curar las heridas sangrantes del mundo islámico, especialmente la de Palestina. Esto es lo más apropiado para los servidores de la Tierra Santa del Islam. 

*Traducido por Aicha Sandoval Alaguna.

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