Pedro Castillo lidera las encuestas de cara a unas elecciones en las que Perú elegirá entre dos extremos
El futuro de los peruanos se definirá en menos de un mes, cuando deberán elegir entre el izquierdismo radical de Castillo y la derecha conservadora de Keiko Fujimori, propuestas opuestas, pero ambas populistas.
LIMA
Por: Luis Cáceres Álvarez
La sede del partido Perú Libre, de Pedro Castillo, el candidato presidencial que sorprendió al país en la primera vuelta, donde obtuvo el primer lugar con el 19,11 % de los votos, refleja cómo él, al igual que su sede, no se parece en nada a sus contrincantes.
El punto de concentración del partido está ubicado al lado de un hostal llamado “Imperio”, donde una habitación que “cumple” con todos los protocolos de bioseguridad cuesta 25 soles (siete dólares) por tres horas y 50 soles (15 dólares) por 24 horas.
Cabe entonces la posibilidad de que cuando los cuadros ideológicos de Perú Libre debaten sobre marxismo, leninismo o materialismo histórico se escuchen gemidos a un par de metros de distancia.
Sobre una de las paredes de la sede, que da hacia la Av. Brasil, también se anuncia esa particularidad: “La nueva Constitución tiene que tener olor, color y sabor a pueblo”, y también dice: “¡No más pobres en un país rico!”.
Estas frase dejan entrever lo que está en juego en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se realizarán el próximo domingo 6 de junio y en las que Castillo se enfrentará Keiko Fujimori, quien obtuvo el 13,36% de los votos en la primera vuelta.
Así las cosas, en el bicentenario de su independencia, Perú no solo se enfrenta a la pandemia, como el resto del mundo, sino que debe elegir su futuro político entre el izquierdista radical de Castillo y la derecha conservadora de Fujimori, dos opciones muy próximas en autoritarismo y que defienden el uso de la fuerza como una posible opción de cambio y estabilidad.
Mientras tanto, y luego de la sorpresa electoral que representó Castillo, quien no figuraba dentro del ajedrez político inicial, los cuadros del partido Perú Libre en Lima señalan que no darán entrevistas ya que aseguran que “los medios tradicionales tergiversan, ‘terruquean’ y desinforman”. Dicen que prefieren ser cautelosos porque este es un combate como el de David y Goliat.
Una nueva elección
"La segunda vuelta en el Perú siempre es otra elección", dice Hernando Guerra-García, jefe de plan de gobierno de Fuerza Popular -partido de Keiko-, congresista electo y crítico “durísimo” del fujimorismo durante años, según sus propias palabras.
"Es otra elección -dice- donde se afinan propuestas, donde las rivalidades o los enfrentamientos tanto programáticos como ideológicos empiezan a ser diferentes". Para Fuerza Popular es una especie de "borrón y cuenta nueva".
Guerra-García sostiene que no ve factible que una "amenaza" de izquierda radical crezca más en el Perú. "Creemos que ese impulso no le va a durar estas semanas que vienen por delante", dijo en conversación con la Agencia Anadolu.
Para un sector de la sociedad peruana, el fujimorismo es considerado como de derecha conservadora radical, que es el polo opuesto de lo que significan las propuestas de Pedro Castillo.
No obstante, la semana después de las elecciones del 11 de abril ambos candidatos dieron discursos moderados para atraer a los indecisos. Así está el juego: ampliar o ceder en ciertos temas para atraer a más electores.
Según Guerra-García, el fujimorismo no es una derecha conservadora en el Perú. La derecha conservadora se fue con (Rafael López) Aliaga, asegura, aunque considera que esta tendencia eventualmente regresará.
Para él, la propuesta de Keiko estaría ubicada más en la centroderecha o en una derecha popular. Y asegura que ella, dentro de esta oferta, ha sido bastante antiestablishment: “Una derecha que ha roto con muchos esquemas y esa es su principal fortaleza aún"
El politólogo Carlos León Moya piensa lo contrario: “Keiko quiso ser todas las derechas a la vez y no pudo”, y señala que la versión del bicentenario de la heredera del fujimorismo es la más débil de los últimos 15 años.
Recuerda que en el 2016 tuvo un apoyo considerable de los sectores socioeconómicos más bajos. Tambien “quiso ser la derecha evangélica radical que ahora está con López Aliaga; quiso ser la derecha tecnocrática que ahora está con Hernando De Soto; quiso ser todas las derechas y eso implosionó”.
La encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) del domingo 25 de abril arrojó que un 41,5% de los peruanos votaría por el candidato de Perú Libre y un 21,5% por la heredera del fujimorismo.
El sondeo difundido la noche del jueves 29 de abril por la empresa Datum Internacional también le da una victoria a Castillo, con 44%, mientras que Keiko tendría un 34%.
La última encuesta de IPSOS del domingo 2 de mayo solo se diferencia de la anterior por un punto. Señala que el candidato de la izquierda radical tiene un 43% de las preferencias y la candidata de la derecha conservadora un 34%.
Para Ramiro Escobar, catedrático de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y analista internacional, esta es una competencia que representa lo más tradicional de la política peruana. "Keiko Fujimori, cuyo papá gobernó y quien se ha lanzado tres veces, encarna lo conservador, a diferencia de lo que su padre representó en 1990", ya que en ese momento Alberto Fujimori representaba el cambio
Por el otro extremo, Pedro Castillo es un personaje más cercano a los sectores rurales, sectores de fuera de Lima o de la misma provincia de Lima. "Es un campesino, rondero, maestro que anda a caballo, que le da de comer a sus gallinas. Es muy fácil para muchas personas en el país identificarse con él y eso no quiere decir que sean de izquierda. Un porcentaje sí lo será. Otros no. Simplemente lo ven como alguien cercano, como ellos son", le dijo Escobar a la Agencia Anadolu.
Para Escobar, buena parte de los votantes podría ser antisistema porque están cansados de lo mismo. “Tristemente, Keiko Fujimori representa lo mismo. Además, exhibe un anticomunismo obsesivo. Puede impactar en los sectores medios y altos, pero no mucho más allá porque el votante de otros departamentos, de sectores marginales, o de clase media golpeada no basa su pensamiento en si son de izquierda o de derecha, simplemente en si alguien cercano a mí ofrece algo que yo necesito, por ejemplo salud, educación y vivienda”.
Escobar sostiene que el riesgo de un Gobierno autoritario existe por ambos lados. "Keiko ha bailado entre defender a su papá e instaurar la mano dura. Hay razones y hechos para pensar en un riesgo autoritario con ella. Por el lado de Castillo también, sobre todo en Perú libre, que es el partido que lo lanzó como candidato porque Vladimir Cerrón (secretario general nacional de Perú Libre) no podía postularse al tener sentencia por corrupción".
Después del 11 de abril ambos candidatos han moderado sus discursos y entretejen alianzas con los partidos que no lograron ingresar a la contienda del 6 de junio. En el caso de Castillo, calla a ciertos cuadros ideológicos, se "desliga" del chavismo en Venezuela así como de Vladimir Cerrón.
"Incluso si (Pedro Castillo) llega, no va a poder hacer todo lo que quiere hacer porque no va a contar con la mayoría parlamentaria y ni siquiera con el grupo parlamentario de Perú Libre, a medida que se distancie", advierte Escobar.
En ese sentido, el catedrático señala que Castillo no es comparable con Rafael Correa en Ecuador, con Hugo Chávez en Venezuela o con Evo Morales en Bolivia porque ellos "llegaron con una votación abrumadora en primera vuelta y una mayoría parlamentaria fuerte. Por eso pudieron hacer lo que hicieron".
Escobar sentencia que es necesaria una izquierda en alianza con las clases medias y los estratos más pobres, pero en el Perú no ha habido una izquierda de ese tipo. Y si se ve el plan de gobierno de Perú Libre “parece de los años setentas. Esta no es la izquierda de Mujica, no es la izquierda de Bachelet o de Lula ni la de Correa. Se parece un poco a la de Evo Morales, pero Morales tiene un partido de masas y ha estado en la calle por varios años. No era un improvisado”.
“Perú Libre no es eso”, añade Escobar, ya que ese partido no ha estado en las calles constantemente. Según dice, “el gran movimiento de masas en el Perú es el antifujimorismo. Ese sí es un movimiento que no tiene un candidato, que no tiene una opción política determinada”.
Keiko ni siquiera ha fundado otra línea política y sigue dentro de la herencia de su padre, señala el analista. "Esa es una primera preocupación -añade- porque además se conocen los crímenes por los cuales está preso Fujimori y las acusaciones de corrupción por las que pasa Keiko".
El Perú urbano vs. el Perú rural
Jerjes Loayza, sociólogo con mención en Estudios Políticos y catedrático de la escuela de postgrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, señala que la segunda vuelta ha reflejado lo visto en anteriores elecciones, pero esta vez de manera "más radicalizada", ya que el país está "fracturado y dividido".
Y aún más por la pandemia de la COVID-19, que ha terminado por descartar cualquier hipótesis sobre que el sistema que tenemos hasta hoy es un sistema justo, coherente o inclusivo. De este modo, considera que se ha tergiversado la idea de que el Perú pueda acabar como Venezuela o Cuba sin darse cuenta de que Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Ecuador y Bolivia ya han pasado por estos casos. “Son países que han tenido que cambiar. No en el modelo entero, pero sí han hecho una serie de reformas”, puntualiza.
Para el politólogo Carlos Léon Moya, esta es una reedición de eventos que han pasado antes. No quiere ser determinista y recuerda que Pedro Castillo tenía 3% de popularidad en las encuestas de marzo. “No es que Pedro Castillo, necesariamente, personifique a un Perú subrepresentado, oculto y que en algún momento iba a emerger. El voto de Castillo, seguramente, ha sido el voto de Lescano o un voto indeciso, de la gente que decidió al final, de un Perú a última hora”, asegura.
En cambio, Escobar sí considera a Castillo como ese cambio social que era demandado hace varias décadas, por un asunto que los peruanos no quieren discutir con mucha frecuencia: la desigualdad. "Las personas que no sufrieron mayor problema (durante la crisis sanitaria) han salido a defender el modelo y los vastos sectores que no disfrutaron de este obviamente no lo van a proteger. Las personas que hacen cola por oxígeno, las que están en el hospital, quienes no tienen para la olla común", asegura.
Palabra de Nobel
El sábado 17 de abril se publicó “Asomándose al abismo”, la columna de opinión del Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, en la que llamó a votar por Keiko Fujimori porque “representa el mal menor y hay, con ella en el poder, más posibilidades de salvar nuestra democracia”. Días después diría que Keiko se comprometió con él a no exceder su mandato de cinco años y a respetar la libertad de expresión, así como el Poder Judicial.
Guerra-García saludó el apoyo “simbólico” del Nobel de Literatura 2010 a la heredera del fujimorismo: “Fue una sorpresa porque no había sido conversado”, revela. “Nosotros postulamos que debe haber un reencuentro de todos los peruanos para evitar las divisiones que quieren dividir entre los de arriba y los de abajo, ricos y pobres, sierra y costa”.
Pero para Loayza esta columna revela que Vargas Llosa está alejado de la realidad de muchos peruanos. “Es un hombre que ha vivido en clase media, media alta, que no ha necesitado vivir con esos otros grupos, pues difícilmente va a entender cuáles son las cosmovisiones que allí se entretejen”.
Loayza admite, sin embargo, que en el plan de gobierno de Keiko existe continuidad con respecto a la política peruana actual, mientras que el plan de gobierno de Castillo “es un ensayo larguísimo, aburrido, de cómo deberían ser las cosas, pero dista bastante de la realidad en la que vivimos”.
“El problema con el plan de gobierno de Castillo es que es más ideológico. El plan de gobierno de Fujimori es técnico, muy rico en estadística, en números, pero ninguno de los dos ataca el trasfondo del problema, porque si uno ve el decálogo del partido fujimorista señala que la educación está en mano de los padres y los padres tienen la libertad de enseñar como quieran a sus hijos. ¿Y qué hacen los padres? Obviamente lo que van a hacer es concatenar y repetir los mismos cánones discriminadores, patriarcales, difundiendo toda una sinrazón de pensamiento en un país netamente conservador”.
Para Loayza en lo que coinciden los programas de ambos candidatos es que ninguno profundiza en la interculturalidad. “El conocimiento técnico de Fujimori es para llegar a más personas con más internet, pero no es un conocimiento para saber qué es la discriminación o qué es la interculturalidad”, mientras que Castillo es mucho más ideológico y apunta “a la necesidad de acabar con los medios de comunicación basura, la necesidad de fortalecer a la familia peruana, por un lado, pero tampoco atiende el trasfondo de estos dilemas”.
Los peruanos, en todo caso, se debaten entre la historia conocida, representada por Keiko, y el futuro incierto, encarnado en la figura de Castillo. Quizá el mayor reto de Keiko radica precisamente en dar tranquilidad con respecto a que no se repetirán los errores del pasado en cuanto a corrupción.
Como mensaje de tranquilidad, Hernando Guerra-García, jefe de plan de gobierno de Fuerza Popular, le dijo a la Agencia Anadolu que no habrá un Gabinete Naranja, es decir, con mayoría de miembros de su partido.
De hecho asegura que en caso de que Keiko Fujimori gane las elecciones presidenciales de 2021, “nosotros hemos dicho que el siguiente presidente del Congreso no sea de Fuerza Popular", para que haya más seguridad con respecto a la transparencia.
Pero el hecho de que Keiko no transmita tanta confianza, concluye León Moya, constituye un aspecto muy difícil de superar.
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