Análisis

Perspectivas de la revolución social en Arabia Saudita

Aunque el príncipe heredero Mohammed bin Salman afirma que el país está en la cúspide del cambio social radical, se muestra reacio a enfrentar los desafíos institucionales y la resistencia ante la implementación de reformas.

Samuel Ramani  | 22.05.2018 - Actualızacıón : 22.05.2018
Perspectivas de la revolución social en Arabia Saudita

LONDRES

Por: Samuel Ramani

*Candidato a doctorado en Relaciones Internacionales en el St. Antony's College de la Universidad de Oxford. También es un periodista que contribuye regularmente a The Washington Post y The Diplomat.

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, anunció el pasado 4 de abril el fin a la prohibición de 35 años a los cinemas. Esta decisión fue un indicio de su compromiso de liberalizar Arabia Saudita, y la proyección de la película “Pantera Negra”, en Riad el 18 de abril, recibió gran atención internacional.

Como la decisión de la reapertura del cine se produjo apenas seis meses después de que Mohammed bin Salman les permitiera a las mujeres el derecho a conducir, muchos observadores internacionales especularon que Arabia Saudita estaba en la cúspide de una revolución social.

El “Plan Arabia Saudita 2030”, del príncipe heredero, es el anteproyecto de esta anticipada revolución social. Este plan se propone transformar la imagen de Arabia Saudita de un Estado austero wahabista (corriente política y religiosa musulmana) a un centro cosmopolita de cultura árabe y turismo global.

Los llamados de Bin Salman para un cambio social radical han recibido un amplio apoyo entre los jóvenes. Una encuesta reciente reveló que más del 90% de los saudíes de entre 18 y 24 años apoyan la agenda de reformas y creen que están llevando al país en la dirección correcta.

A pesar del optimismo generalizado, es muy probable que el cambio social en el país se dé de manera mucho más gradual de lo que sugiere la retórica del príncipe heredero y de lo que implica la estrategia de Arabia Saudita 2030.

En vista de que los clérigos conservadores, y miembros de la familia real saudí, aún tienen una influencia política considerable, aún hay muchos obstáculos para que los esfuerzos del príncipe heredero logren separar a la sociedad saudí de su ideología wahabista, mejorar los derechos de las mujeres y crear un Estado más cosmopolita.

Desde que fue nombrado como príncipe heredero de Arabia Saudita en junio de 2017, Mohammed bin Salman ha hecho énfasis en la necesidad de separar a la sociedad saudí de esa ideología. Con el fin de debilitarle el apoyo popular, el príncipe heredero ha argumentado que la actual hegemonía que goza el wahabismo en la sociedad saudí es una aberración histórica desatada por las inseguridades de las élites del país tras el ataque a la Másyid al-Haram, (la Gran Mézquita de la Meca) de 1979.

Si bien la ausencia de educación femenina institucionalizada en Arabia Saudita antes de la década de 1960 y la legalidad de la esclavitud en la nación hasta 1962 han debilitado la credibilidad de las afirmaciones de Mohammed bin Salman, el príncipe heredero saudí sigue utilizando esta explicación histórica para justificar el cambio social.

Además de la muy publicitada reapertura de los cinemas, Arabia Saudita llevó a cabo su primera Comic Con en febrero de 2017 y celebró su primer concierto de una artista femenina en diciembre de 2017.

A pesar de estas reformas, el príncipe ha sido ampliamente criticado por su fracaso en desafiar el dominio del wahabismo sobre el sistema de justicia penal. En marzo de 2018, la encargada Asuntos Exteriores de la oposición de Reino Unido, Emily Thornberry, criticó estridentemente a Arabia Saudita por duplicar su tasa de ejecución durante los ocho meses anteriores.

La falta de disposición de Mohammed bin Salman a suspender el uso generalizado de la decapitación pública por crímenes no violentos, o las prescripciones moderadas de castigo corporal del wahabismo, dan cuenta de los límites de su compromiso con la reforma.

El continuo dominio del wahabismo sobre el sistema de justicia penal saudí supone un gran desafío institucional para una liberalización genuina en Arabia Saudita. Para separar el wahabismo del sistema legal del país, Bin Salman tendrá que codificar las leyes en un marco constitucional y restringir la capacidad de los jueces wahabíes para interpretar la ley islámica de manera que refuerce el estatus quo. Este cambio revolucionario indudablemente provocaría fuertes reacciones de los islamistas conservadores en Arabia Saudita.

La perspectiva de una discordia interna prolongada ha disuadido a Mohammed bin Salman de implementar las reformas institucionales necesarias para extender su agenda al sistema legal.

Una discrepancia similar entre la retórica del príncipe heredero y la voluntad de desafiar a las élites wahabitas ha socavado las perspectivas de mejoras importantes en los derechos de las mujeres en Arabia Saudita.

El 18 de marzo, Mohammed bin Salman dijo en el programa estadounidense 60 Minutes que apoyaba inequívocamente la igualdad de género. Para corroborar esta afirmación, Bin Salman prometió aumentar la participación femenina en el creciente sector privado de Arabia Saudita y derogar la legislación restrictiva que impide a las mujeres viajar fuera del país sin tutores masculinos.

A pesar de este discurso igualitario, es poco probable que se produzca una mejora notable en los derechos de las mujeres a corto plazo. A pesar del aumento del apoyo estatal al empleo, un estudio publicado en junio de 2017, sobre la participación de la fuerza laboral femenina en Arabia Saudita, reveló que solo el 17,3% de las mujeres trabajaba. Esto es solo un ligero aumento desde el 14,4% registrado en 2011.

Aunque el Gobierno saudí ha intentado crear un ambiente de trabajo que permita a las mujeres equilibrar sus responsabilidades profesionales y familiares, el aumento del porcentaje de mujeres en la fuerza de trabajo al 30%, objetivo de la estrategia de Arabia Saudita 2030, es visto por muchos analistas como excesivamente optimista.

El 8 de mayo, las mujeres saudíes lanzaron una campaña en Twitter para protestar por la injusticia de cobrar hasta 5.000 riales saudíes por las clases de conducción, mientras que los hombres suelen pagar solo 450. Este desequilibrio en los costos demuestra que aún existe una importante discriminación interna contra las mujeres, que el plan de Arabia Saudita 2030 de Mohammed bin Salman no aborda.

Los esfuerzos de Mohammed bin Salman por abrir su país al turismo internacional y crear una sociedad cosmopolita, también podrían generar expectativas no satisfechas. La visión del plan a 2030 se inspiró en la transformación dramática de Dubai en un centro cosmopolita de turismo regional. Para emular el éxito de la ciudad emiratí, Arabia Saudita planea usar sus sitios y monumentos de herencia islámica para atraer a los turistas, desarrollar una ciudad de entretenimiento al suroeste de Riad, y aflojar las restricciones de visa que impiden viajar al reino.

A pesar de estas medidas, existe una gran consternación dentro de Arabia Saudita de que la reputación internacional del país como ultraconservador limitará el flujo de turistas. Para contrarrestar este estereotipo, se podría presionar a la monarquía saudí para que emule el abrazo de Dubai a cambios sociales drásticos, como flexibilizar las restricciones de vestimenta a las mujeres y legalizar formas de entretenimiento que son mal vistas por los conservadores wahabíes.

Aunque Mohammed bin Salman ha apoyado públicamente estas reformas y reducido el poder de la policía religiosa muttawa, la presión social de los wahabíes tradicionales podría evitar que los decretos del Príncipe heredero se conviertan en un cambio social visible. Si esta transformación social no se lleva a cabo, el país luchará para sacudirse los estereotipos negativos, y el deseo de Mohammed bin Salman de crear una Arabia Saudita cosmopolita podría fracasar.

Aunque la retórica de Mohammed bin Salman sugiere que su país está en la cúspide de un gran cambio social, el príncipe heredero se ha mostrado reacio a enfrentar los desafíos institucionales y la resistencia social incorporada a la implementación de reformas sociales radicales. La influencia ideológica en curso del wahabismo en Arabia Saudita podría dar como resultado una revolución social superficial en lugar de sustantiva, y garantizar que el reino se quede atrás de los ambiciosos objetivos establecidos por el plan 2030.

*Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Daniela Mendoza y Maria Paula Triviño contribuyeron con la redacción de esta nota.

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