¿Por qué Argentina conmemora el día Nacional de la Cultura?
Desde 1982, a partir de un decreto presidencial, cada 29 de julio se rinde homenaje a uno de los escritores, político e historiador más emblemáticos del país suramericano, que a pesar del reconocimiento, es un enigma en el continente.
BUENOS AIRES
Por: Emiliano Limia.
Un decreto presidencial en 1982 detalló que cada 29 de julio se celebrara en Argentina el Día de la Cultura Nacional, en homenaje a la muerte de Ricardo Rojas en 1957.
El intelectual es considerado uno de los escritores, historiadores y políticos que le han dejado uno de los mayores legados culturales a todos los argentinos.
En sus escritos, Rojas intentó describir a la cultura del país austral como una amalgama de las tradiciones populares indígenas y las tradiciones que poseían los inmigrantes de la época.
El historiador escribió su obra en una sociedad que estaba en plena transformación y con un Estado recientemente consolidado. La Argentina buscaba insertarse en el mercado internacional, y como parte de ello fomentó la inmigración dada la necesidad de mano de obra. La fuerte llegada de inmigrantes al país trajo como resultado profundas transformaciones económicas, culturales y sociales.
Rojas nació en la provincia de Tucumán en 1882 y estudió periodismo en la provincia de Santiago del Estero. Luego sería profesor de Literatura castellana, en una época de transformaciones de la sociedad argentina.
Durante la juventud de Rojas, existían esfuerzos del régimen oligárquico que gobernaba el país de instaurar un orden basado en la idea del “crisol de razas”, por la cual sociedades heterogéneas de a poco pasan a ser sociedades homogéneas; las personas provenientes de diferentes culturas, etnias y religiones, se combinan para formar una sociedad multiétnica.
En aquellos años, la sociedad argentina estaba conformada por una gran diversidad cultural, con predominancia hispano-europea y que se caracterizaba por una marcada desigualdad económica hacia los considerados mestizos, mulatos e indígenas.
En la Argentina, el mestizaje desempeñó un papel fundamental en la composición étnica de la población dada la diversidad de nacionalidades en la inmigración y decenas de pueblos originarios que resultaron en muchas etnias particulares que hicieron de igual manera un aporte ineludible a la cultura.
De hecho, Rojas ubica los orígenes de la argentinidad en el período precolombino, es decir, antes de la conquista española. Y luego incluye a la inmigración como una parte más de la historia de la cultura argentina.
El autor toma desde la más antigua leyenda indígena hasta la historia de la independencia en 1810 y la posterior migración hacia principios del siglo XX.
Según el decreto presidencial de 1982, “Ricardo Rojas representa muy singularmente, en su polifacética y honda personalidad intelectual, diversas manifestaciones culturales y encarna una preocupación argentina de preservar y difundir las características de la cultura nacional”.
Rojas dedicó su vida principalmente al teatro y a la literatura, y ello le valió el Premio Nacional de Literatura en 1923 por su ensayo La literatura argentina. Ensayo filosófico sobre la evolución de la cultura en el Plata. (mencionar obras más importantes de Rojas)
La valorización del aporte indígena a la cultura argentina atraviesa a la mayoría de las obras más relevantes del escritor, como por ejemplo El país de la selva (1907), Blasón de Plata (1910) y Eurindia (1924).
Fue además una persona que incursionó en la política con ideas liberales y democráticas, y que también le valieron la persecución política. La crisis económica que sacudió al mundo en 1929 repercutió en Argentina con un golpe de Estado un año más tarde, en 1930, y allí Rojas fue arrestado por su militancia en la Unión Cívica Radical.
La posición más importante que le tocó ocupar fue el cargo de embajador argentino en Perú poco antes de su muerte, en 1955.
Su aporte intelectual es de incalculable relevancia a la hora de reivindicar la identidad de la nación y la inclusión de la cultura sobre todo proveniente del interior del país. Su influencia para considerar la cultura nacional de manera más amplia postuló una nueva visión de lo nacional.
Ricardo Rojas fue más allá de los símbolos clásicos de la cultura argentina; más allá del mate, que existe desde la época precolombina y que los colonizadores españoles lo adoptaron rápidamente; o más allá del asado, del hecho de armar un fuego debajo de una parrilla para cocinar un delicioso trozo de carne vacuna argentina.
Dicho por el mismo Rojas en uno de sus ensayos, “la argentinidad está constituida por un territorio, por un pueblo, por un estado, por un idioma, por un ideal que tiende cada día a definirse mejor. Ahora mismo, con estas breves páginas, estamos tratando de definirlo”.
Un 29 de julio de 1957, Ricardo Rojas dejaba este mundo. Su legado perdura y es parte ineludible de la historia argentina.
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