Fero, una hembra pastor alemán de 11 años, visita todos los días la tumba de su antiguo dueño, Omer Guven, quien falleció el 29 de octubre a los 92 años de edad en la provincia turca de Trapisonda (Trabzon), en las orillas del mar Negro.

Tras la muerte de su esposa, Guven empezó a cuidar animales callejeros, entre ellos Fero, a la que encontró cuando todavía era una cachorro.

En declaraciones a la Agencia Anadolu, la nuera de Guven, Fatma Guven, asegura que su suegro amaba mucho a los animales.

"Se tenían mucho cariño. Había un vínculo de amor entre ellos”, asegura Fatma.

“Durante el invierno, mi suegro abandonaba el pueblo tres meses. Con el transcurso de los días, los gatos que cuidaba se iban y no volvían, pero nuestra perra se quedaba en algún lugar durante ese tiempo y no sé si lo olería, pero el día que [mi suegro] regresaba ella también”, relata Fatma.

La nuera asegura que su suegro daba de comer a sus animales antes de comer el mismo.

Según Fatma, el día en el que murió su suegro, Fero no se alejó de su cadáver hasta el entierro. "Se veía muy triste. Supongo que lo sintió".

*Traducido por Daniel Gallego.