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¿Por qué Maradona es venerado como un Dios?

En los homenajes quedó expuesta con claridad una connotación casi religiosa para los argentinos. ¿Por qué ese nivel de adoración?

Emiliano Limia  | 28.11.2020 - Actualızacıón : 01.12.2020
¿Por qué Maradona es venerado como un Dios? NÁPOLES, ITALIA - NOVIEMBRE 26, 2020: Homenaje de despedida a la leyenda del fútbol argentino Diego Armando Maradona afuera del estadio de San Paolo, que se convertirá en estadio Diego Maradona, después del anuncio de su muerte en Nápoles, Italia, el 26 de noviembre de 2020. (Alessio Paduano - Agencia Anadolu).

Buenos Aires

Por: Emiliano Limia

No le llames amor a cualquier cosa es el nombre del último libro de Luciano Olivera, en el que el autor realiza una búsqueda personal acerca de la relación entre el amor y la amistad. “Me parece que la amistad es uno de los estadios del amor más sincero, y creo que lo explica de un modo mucho más amplio que, por ejemplo, una relación que comienza por una mera atracción sexual”, afirma el escritor.

“Maradona fue una persona a quien amar, y el amor tiene mucho de irracional. Uno no se pregunta por qué ama. Como Romeo y Julieta, que fueron tan irracionales que terminaron como terminaron. Así de irracional es el amor, y cuando las sociedades se expresan como luego de la muerte de Maradona, estamos todos de acuerdo en que eso es amor”.

¿Cómo explicar el fanatismo extremo, la idolatría casi religiosa y tan masiva? “Yo creo que se combinan varios factores. Uno muy importante es que en algunos países del mundo algunos fenómenos deportivos tienen una relevancia popular extraordinaria que tiene que ver con condiciones de cultura histórica”, explica Olivera.

Argentina no es el único lugar del mundo en el que el fútbol es tan importante. Hay otros deportes que en otras geografías mueven multitudes y que para el argentino promedio no son tan conocidos. Pero el fútbol tiene la característica de ser el más popular en muchos países del mundo.

“En un país con una pasión futbolera tan grande, con la particularidad de una clase media muy extendida, Maradona representó la imagen del ascenso social de un chico de un barrio muy humilde a través de un talento en un deporte como el fútbol, que los argentinos sentimos mucho”, afirma.

Si hubiese tenido el talento en otro deporte, seguramente no hubiese significado tanto. Tratándose de fútbol, Maradona reflejó la idea de poder salir de un barrio humilde y convertirse en un fenómeno mundial, dejó a los argentinos muy cautivados y eso ayudó a, de a poco, comenzar a agigantar su imagen.

México 86

De todos modos, nada hubiera sido igual si Maradona no hubiese jugado como jugó el mundial de México 1986. “La divinidad de Maradona, el Dios Maradona que se veló en estos días, se forma entre aquel origen en la pobreza extrema, el estrellato en el fútbol a nivel local, luego en Europa. Pero cuando Maradona juega el partido contra los ingleses, ese 2-1 en los cuartos de final, y luego termina levantando la copa del Mundo, conjuga algo que era muy difícil: representar en una misma persona el ascenso social y además el sentimiento de sanar la herida -aunque haya sido en forma de revancha futbolística- de la Guerra de Malvinas”, sentencia el escritor.

A partir de allí, la figura de Maradona adopta una altura que es muy difícil de igualar. Porque por más que uno entienda el talento, el carisma, la inteligencia, su habilidad para declarar en los medios y su capacidad llamativa para comunicar, “además de todo eso, le regaló a un pueblo lastimado la posibilidad de tomarse una revancha con justicia poética, con picardía rozando lo ilegal en el primer gol con la mano, y una belleza estética incomparable en el segundo gol”, sostiene.

Y eso no es todo. En el mundo del fútbol se vive comparando, y Argentina tiene como rival histórico a Brasil. Antes de la aparición de Maradona, Brasil ya había tenido a Pelé. Entonces, superar a Pelé, que ya era conocido a nivel mundial como “el rey del fútbol”, era algo difícil de imaginar. Hasta que un día apareció Maradona.

“En 1986, contra Inglaterra, Maradona hace un gol que Pelé jamás había hecho en un mundial, para que el mundo se rinda a sus pies. Y si Brasil tenía al rey, ahora Argentina tenía al Dios. Eso que puede parecer una exageración, se hizo creíble, visible para todo el mundo. Maradona conjugó todo eso para lograr que, a partir de ahí, todo lo que sucediera en su vida empezaran a ser detalles. La divinidad ya estaba instalada desde el momento en que la pelota cruzó la línea del arco de Shilton -el arquero de Inglaterra-”, asevera Olivera.

Conexión popular

Hay otros puntos de conexión en cómo Maradona conectaba con sus fanáticos: porque se rebelaba contra las autoridades si algo no le gustaba, se involucraba en política, fue una persona que discursivamente se plantó siempre como un representante de los humildes. Así es como alojaba multitudes, se identificaba con sus orígenes.

“La idolatría popular se construye de abajo hacia arriba, y la gente salió a aplaudir a un igual, al chico de Villa Fiorito que había triunfado más allá del dinero, que había tenido una vida muy caótica y criticable, pero que le había demostrado al mundo que se podía ser el mejor aún viniendo desde ahí abajo. Y eso sucede creo yo porque él nunca perdió esa conexión”, afirma el escritor.

Si el fútbol se jugara con público, seguramente en todos los estadios del país la mayor parte del tiempo se escucharía corear su nombre. Un canto de celebración y conmemoración colectiva, tal como se oyó durante los homenajes.

“En ese sentido es similar a la religión, es como juntarse a rezar en un templo. Nuestras tradiciones están arraigadas en la multitud, y cuando fallece una persona de esta magnitud nos juntamos a conmemorar de a muchos, necesitamos exteriorizar el sentimiento y compartirlo, más que en otros lugares donde la expresión de cariño es quizá más medida”, analiza.

Es el representante más importante del deporte más popular por lejos de Argentina, y en general del planeta. Por eso todo el mundo habló de él. Hay que pensar mucho para encontrar a alguien que pueda generar un conocimiento tan grande, amplio y con tanto cariño. ¿The Beatles, quizá?

Maradona es una figura de una dimensión que estando vivo quizá no se tomaba consciencia de ello. Ahora que ya no está, se expresó con claridad incluso en los países más recónditos y más insólitos, donde se lloró la partida de una persona que había crecido en el otro extremo del mundo.

“En el amor no hay que pedir racionalidad, hay un momento en que uno se enamora y ese amor puede ser pasajero o para toda la vida. Mientras dure, es total y completamente irracional. Y la relación de los pueblos con ídolos como Maradona -que son pocos, quizá único- es de amor, y por lo tanto es irracional, y por lo tanto la despedida tuvo, en cierto punto, la lógica de la irracionalidad. Se lo despidió como se pudo”, concluye Olivera.

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