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El invicto boxeador brasileño que se convirtió en repartidor de pizzas por cuenta de la pandemia

Esquiva Falcao, medallista de plata en Londres 2012 e invicto como profesional, entrega las minipizzas que su mujer cocina para superar la crisis mientras no hay peleas a la vista.

Federico Cornali  | 26.06.2020 - Actualızacıón : 30.06.2020
El invicto boxeador brasileño que se convirtió en repartidor de pizzas por cuenta de la pandemia Esquiva Falcao, boxeador brasileño que fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, decidió crear un negocio de mini-pizzas junto con su esposa, Suelen Marques Nascimento. (Crédito obligatorio: Cortesía Suelen Marques)

SAO PAULO, Brasil

Por: Federico Cornali

“Mi esposa está vendiendo mini-pizzas. Entrega en la región de Vila Velha. ¿Adivinen quién es el repartidor?”, decía el anuncio en la cuenta de Instagram, con más de 155.000 seguidores, que tiene Esquiva Falcao, boxeador brasileño que fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y quien como profesional ostenta un récord impoluto de 26 victorias en 26 combates, con 18 nocauts.

A pesar de que es uno de los deportistas en actividad más admirados del país, la interrupción de las actividades boxísticas por la pandemia del coronavirus lo dejó cerca de “besar la lona” (algo a lo cual no está muy acostumbrado), al menos desde lo económico, ya que su última pelea la disputó el pasado 29 de febrero, victoria por nocaut técnico en el cuarto round ante el argentino Jorge Daniel Miranda, en Sao Paulo y por la categoría peso mediano (hasta 72,5 kilos).

Mientras retornaba a los entrenamientos pensando en la disputa por el cinturón mundial Silver, la Organización Mundial de la Salud decretó la COVID-19 como una pandemia y le puso un freno a las ilusiones del boxeador, que reside en Vila Velha, la ciudad más antigua del estado de Espírito Santo, en el sudeste brasileño.

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En Brasil, y en casi todo el mundo, el pugilista que no sube al ring no gana dinero. Las cuentas, sin embargo, continuaron acumulándose en la puerta de la casa de Falcao. Mientras los casos de coronavirus se multiplicaban, el atleta entendió que este parón sería largo. Estaba decidido a quitarse los guantes, arremangarse y buscar una nueva forma de sustentar a su familia.

Poner en venta la medalla olímpica que ganó en Londres parecía ser la salida más sencilla: dinero fácil. Esquiva Falcao puso su conquista más preciada a la venta en su cuenta de Twitter.

“Anunciando aquí el precio de mi medalla olímpica. Quien tenga interés en comprarla, puede llamarme. Juegos Olímpicos 2012, primera medalla olímpica brasileña en boxeo. Solo no es de oro porque el árbitro me la robó. Valor: 50.000 dólares. El 10% será donado”, escribió Falcao, generando miles de comentarios entre sus seguidores, a favor y en contra de la subasta.

Llegó a recibir una oferta de 40.000 dólares, pero no se desprendió de su trofeo más valioso. Y le explicó la razón a la Agencia Anadolu. “Si bien el dinero me ayudaría como renta extra, poner la medalla en venta fue más bien una forma de protesta contra los políticos, las empresas y los municipios que no apoyan a los atletas con proyección. Aquí solo se habla de fútbol, todo el dinero va para el fútbol, y eso me dio bronca”, dijo Falcao. 

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“Si bien la protesta fue mía, lo hice por el boxeo como deporte, por todos esos chicos que tienen muchas condiciones, pero jamás reciben apoyo para viajar, para pagarse un hotel o comprarse guantes y zapatillas. Así, grandes talentos se desaprovechan”, explicó el boxeador. “En esta situación de pandemia tampoco recibimos apoyo, ni un llamado de la federación, los sindicatos, nadie se acercó, nada de nada”, agregó.

Mientras pensaba en su futuro, Esquiva se sintió hambriento y pidió una pizza para cenar junto a su esposa, Suelen, y sus hijos, Lucía y Juan. “Vimos que la pizza vino más pequeña de lo que anunciaban, casi sin queso y la masa estaba dura. Entonces, decidimos empezar a hacer pizzas en casa”, cuenta el atleta.

“Mi mujer siempre cocinó bien, pero nunca se dedicó a eso porque está ocupada haciendo la carrera de Derecho. Pero ante la situación, comenzamos a vender minipizzas y yo me dispuse a entregarlas por el barrio”, cuenta. 

El nuevo negocio familiar se convirtió en la sensación de Vila Velha y de la región luego de que Esquiva lo promocionara a través de sus redes sociales. “Yo mismo entregaré la pizza en tu casa y me tomo una foto contigo. Unidad: 3,50 reales (70 centavos de dólar), Plato con seis unidades: 15 reales (menos de tres dólares)”.

“Al principio, tuve miedo de hacerlo público, no sabía cómo se lo tomarían. Muchos piensan que los boxeadores profesionales somos millonarios, algo que estoy muy lejos de ser. Pero por suerte fue una jugada perfecta”, dice el medallista olímpico.

“Los clientes no creían eso de que yo mismo hacía las entregas. Por eso se emocionan o llaman a sus vecinos para que me vean cuando llego con las pizzas. Ya vi a cuatro personas llorando y yo también me pongo sentimental. Los quiero abrazar, pero todavía no podemos, no es momento para eso”, agrega Falcao, consciente de la importancia de mantener la distancia social en Brasil, donde hay 1.228.114 casos confirmados y 54.971 muertes por coronavirus.

“Además de sacarse fotos conmigo, los fanáticos me cuentan lo mucho que hincharon por mí cuando llegué hasta la final olímpica; no lo pueden creer. Y yo tampoco, sinceramente, porque es en la calle donde uno se da cuenta de lo mucho que te admiran. Estas sensaciones no tienen precio”, dice el ahora repartidor de pizzas, quien muchas veces sale a hacer el delivery con la medalla en el cuello.

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Hijo de Adegard Cámara Florentino, conocido como “Toro Moreno”, uno de los mejores boxeadores brasileños de la historia, Esquiva se crio en una familia de atletas y empezó a entrenarse con su padre con el objetivo de luchar en Vale Todo, una modalidad de combate originaria de Brasil en la que los contendientes pueden usar cualquier arte marcial o deporte de contacto para vencer.

Su hermano mayor, Yamaguchi Falcao, también es boxeador profesional y consiguió la medalla de bronce en los mismos Juegos Olímpicos, Londres 2012, aunque en la categoría mediopesado.

“Nunca soñé con ir a los Juegos Olímpicos, y menos aún con ganar una medalla. Empecé a luchar porque era algo que ya venía con mi familia y para divertirme con mis amigos, pero a los 15 años me fui a Sao Paulo a probar suerte, me esforcé mucho y acabé siendo parte de la selección nacional, lo que me llevó hasta Londres”, cuenta Falcao.

De pequeño, Esquiva se entrenaba en un gimnasio improvisado por su padre y pasaba varias horas dándole trompadas a una planta de plátanos. “El secreto es que es una planta blandita y apenas le pegas todas las hojas se mueven. Además, dispara un líquido que ayuda a que no te rompas las manos”, explica el medallista olímpico, recordando aquel comienzo.

Mientras espera que se reanude la temporada, Falcao se entrena por la mañana, dándole duro a la punching ball y a la bolsa, además de otros ejercicios para mantenerse en forma. Por la tarde, ayuda a Suelen a amasar las minipizzas. “Hasta que podamos comprar la máquina, lo hacemos a mano y es necesario tener fuerza para esta tarea”, explica. Apenas cae la noche, el ídolo comienza su peregrinación, repartiendo minipizzas y regalando emociones, cumpliendo el sueño de fanáticos incrédulos.

Esquiva tiene ese nombre curioso porque su padre, astuto, intuyó que su hijo podría ser boxeador y ya fantaseaba con ser su entrenador. “Como los coachs no pueden darle indicaciones a su pupilo mientras está sobre el ring, pero sí llamarlo por el nombre, a mi padre se le ocurrió ese nombre para alertarme de los golpes sin quebrar las reglas”, explica el atleta. “Y mi hermano se llama Yamaguchi por un judoka japonés que mi papá admiraba”.

Mientras tanto, sueña con el regreso. “Tengo un sueño: ser campeón mundial. La medalla olímpica te da reconocimiento, te abre puertas, pero no te da la tranquilidad económica y quiero eso, quiero estabilidad para mi familia, que mis hijos tengan la mejor educación posible”.

Por ahora, para arreglar el motor del auto que usa para trabajar, Falcao decidió hacer un sorteo a través de instagram, mediante la compra de boletos, para vender sus guantes, los cuales ya fueron entregados al ganador. Y su auto ya le fue entregado, reparado, del taller mecánico.

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