¿Por qué ancianos de Río de Janeiro se resisten a estar gratis en hoteles cuatro estrellas durante la cuarentena?
La alcaldía de la ciudad carioca ofrece mil plazas de hospedaje para adultos mayores o 'vulnerables' de las favelas y Copacabana y así reducir riesgos en medio de la pandemia de coronavirus, sin embargo la participación ha sido baja.

RÍO DE JANEIRO, Brasil
Por: Federico Cornali
Desde que se confirmaron los primeros casos de coronavirus en Río de Janeiro, el alcalde de la ciudad, Marcelo Crivella, puso a disposición mil plazas de estadía en habitaciones de hoteles para personas “vulnerables”, aquellos de más de 60 que viven en favelas y tienen enfermedades de riesgo.
El pedido de un cuarto de hotel no requiere casi de burocracia, es simple. Sin embargo, hasta este viernes son apenas 74 personas que reúnen las condiciones se hicieron presentes para ocupar las habitaciones.
Algunos de los cuartos disponibles pertenecen a hoteles de cuatro estrellas, sanitarizados para la ocasión, ofreciendo servicios de TV e Internet gratuitos. Los más afortunados también encontrarán una increíble vista al mar y, en todos, sin excepción, recibirán desayuno, almuerzo, merienda y cena.
No parece ser lo suficientemente tentador para los beneficiarios. Según informaciones del Gobierno de Río de Janeiro, casi 2.000 personas que reúnen los requisitos fueron invitadas a las habitaciones gratuitas, pero el nivel de aceptación es bajo.
Al principio, las ofertas fueron lanzadas directamente hacia adultos mayores de 60 años de favelas como Rocinha y Vidigal, en la zona sur de la ciudad capital del estado. Después, la oferta se desplazó hacia Copacabana y el centro.
Pocas personas interesadas
Son diversos los motivos ante la escasa aceptación; en la mayoría de las respuestas negativas hay justificaciones por la soledad y la frialdad de una habitación de hotel, el miedo a morir o sufrir lejos de casa, no poder ayudar a quienes los necesiten en su barrio, y, sobre todo, pánico a perder lo poco o mucho que tienen por invasiones a sus hogares.
“No sé si lo estamos comunicando de forma efectiva desde la alcaldía. Los hoteles que se ofrecen son excelentes, algunos con vista al mar, con internet, cable y comidas. Además, desde allí pueden estar en contacto permanente con sus familiares”, decía Crivella al ser consultado por el escaso interés en la propuesta.
Hasta el momento son tres hoteles los elegidos para formar parte del proyecto, dos en Barra da Tijuca, zona oeste de Río, y uno en el centro. La alcaldía de la ciudad deducirá esta ayuda de los establecimientos en los próximos impuestos a cobrar.
“En su mayoría, son personas muy apegadas a la familia, a su comunidad. Por más que estén vulnerables, creen que es mejor protegerse en sus hogares y, sobre todo, les preocupa la frialdad de un cuarto de hotel, a pesar de que los que se están ofreciendo presentan todas las comodidades posibles”, dice José Manuel Caamaño, vicepresidente del Sindicato de Hoteleros y Medios de Hospedaje carioca.
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“Tienen miedo de ser presos en un cuarto de hotel y, por ejemplo, no poder cobrar el beneficio que el estado les otorga a principios del mes. Les preocupa no poder seguir su rutina, hacer sus compras, ver a sus vecinos aunque sea de lejos”, explica Cecilia, que trabaja en la Secretaría de Asistencia Social del estado de Río de Janeiro y tiene contacto permanente con los habitantes de las comunidades de la zona sur.
“Al principio se hizo un abordaje telefónico y eso generó muchas dudas, pensaron que podría tratarse de una broma. No les llegó, no se lo creyeron”, agrega la asistente social.
Tras la ineficacia del primer acercamiento, los agentes comunitarios de salud que trabajan en las favelas fueron los mensajeros. Para intentar convencerlos, se refirieron a la situación de vulnerabilidad y a la letalidad del COVID-19.
Poco después, la alcaldía comenzó a ofrecer los hospedajes gratuitos en los avisos que salen de los megáfonos de Defensa Civil en las favelas. Todos los días, desde el amanecer hasta el mediodía, el anuncio se pasea por todos los rincones de Rocinha y Vidigal.
“Estoy aquí porque mis hijas conversaron conmigo y me preguntaron si podría venir. Al principio me costó un poco, pero después pensé que estoy solo en casa de cualquier manera”, dice en un video difundido por el gobierno de Río de Janeiro, Francisco Barbosa, de 78 años y habitante de Vidigal hace 70.
Al igual que Francisco, la mayoría de los que aceptaron el ofrecimiento viven solos en sus casas y en buena parte de los casos, en condiciones precarias.
En su cuarto, Barbosa está aislado y recibe la comida en la puerta todos los días, puntualmente; además de nuevas ropas de cama, que él mismo tiene que cambiar. Un equipo de psicólogos y asistentes sociales en guardia permanente está a su disposición durante las 24 horas.
“Me estaba sintiendo presionada con la situación, veía en la tele mucha gente muriendo en Italia, me dio mucha tristeza”, cuenta Damiana Fernandes, de 63 años, que también ocupó una habitación en el mismo hotel.
“Los que vivimos en la favela ya venimos con la carga negativa de la violencia. Y ahora esto, un virus terrible. No pude aguantarlo”, dice la jubilada. “Lo difícil fue despegarme de mi casa, mis cosas, mi hija y mi gato”, agrega.
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¿Un traslado obligatorio?
En las últimas horas la Fiscalía General de Río de Janeiro autorizó a la alcaldía para poner en marcha un pedido a la justicia para la “transferencia obligatoria” de los invitados a ocupar los mil cuartos de hotel disponibles.
De todas formas, el alcalde Crivella aclaró que esta medida de fuerza se llevaría a cabo en caso de que los próximos esfuerzos del Gobierno de la ciudad no den resultados.
En caso de que la adhesión a la idea continúe siendo baja, la “transferencia obligatoria” comenzaría en la favela Rocinha y en el barrio de Copacabana, que son las áreas de la ciudad que más preocupan. En el primer caso, por tener un alto índice de tuberculosos. En el segundo, por ser la zona con más cantidad de ancianos.
“No queremos asustarlos, queremos protegerlos. Pero si continuamos con esa baja respuesta, tendremos que apelar a la justicia”, dijo el alcalde Crivella.
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