¿Quiénes están detrás del nuevo conflicto que amenaza con desestabilizar a Etiopía y todo África oriental?
Las decisiones que tome el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, sobre el conflicto en la provincia de Tigray no solamente tendrán un impacto en su país sino en todo el continente africano.
ESTAMBUL
Por: Tufan Aktas
El 4 de noviembre, cuando la atención del mundo estaba concentrada en los resultados de las elecciones de Estados Unidos, estalló en Etiopía un nuevo conflicto que puede llegar a afectar la estabilidad de África oriental por muchos años, un conflicto que puso de nuevo al Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) en el foco del panorama internacional.
El Gobierno federal encabezado por el primer ministro, Abiy Ahmed, acusó al TPLF, el actor político más antiguo e influyente de Etiopía, de atacar a miembros del Ejército nacional y anunció que se había lanzado una ofensiva militar para destruir al grupo, que gobierna la región norteña de Tigray.
Pese a que muchos consideran que la actual operación militar del Gobierno etíope hace parte de los esfuerzos de algunos países extranjeros para desestabilizar el país, debido a la construcción de la controvertida Gran Presa del Renacimiento Etíope (ERGE), todo el pueblo etíope sabe que este nuevo conflicto es solo una última ronda de las tensiones internas y luchas políticas del país africano.
Ver también: Expertos afirman que las tensiones en Etiopía podrían escalarLa actual operación militar, que se prevé desestabilice todo el norte del país en los próximos años, se convirtió en una guerra regional cuando el TPLF atacó Eritrea y otras ciudades del norte de la nación con misiles. Ante el hecho, Abiy Ahmed, premio Nobel de la Paz, aseguró que puede brindar paz y prosperidad a la nación si aniquila al TPLF, al que considera la causa del conflicto étnico y los problemas de seguridad que han dominado al país durante los últimos dos años.
Por su parte, el TPLF afirmó que Abiy Ahmed estableció una "dictadura", acusándolo de no celebrar elecciones e incluso iniciar la guerra.
Tanto el TPLF como el Gobierno de Adís Abeba se acusan mutuamente de traición y de hacer tratos secretos con Egipto para retrasar la construcción en curso de la presa ERGE. Si la operación militar se prolonga, Sudán y Egipto pueden tomar medidas (como proporcionar al TPLF asistencia militar y financiera) que podrían llevar a toda la región a la guerra, aunque esta posibilidad es poco probable.
Dado que el pueblo etíope se está convirtiendo rápidamente en el lado perdedor del conflicto, con decenas de miles que ya han emigrado a la nación vecina de Sudán, el hecho de que esta guerra desintegre el país o lo arrastre a un caos mayor va en contra de los intereses de casi todas las potencias extranjeras.
Luego de dos semanas de combates, algunas preguntas se han hecho más frecuentes: a pesar de la reconocida fuerza militar del TPLF, ¿por qué el Gobierno se apresuró a recurrir a esta operación que amenaza con desestabilizar todo el norte? ¿Por qué el TPLF no utilizó su derecho constitucional a declarar pacíficamente la independencia por consenso y legitimarse ante los ojos de la opinión pública internacional? ¿Por qué Abiy Ahmed no usó el amplio respaldo político internacional con el que contaba para sacar al TPLF del panorama político del país?
¿Qué significa TPLF para Etiopía?
Establecido en 1975, el TPLF fue el actor más importante de la resistencia lanzada en el país contra el régimen comunista del Consejo Administrativo Militar Provisional, más conocido como Derg. El TPLF lideró el establecimiento de un nuevo país a través de una serie de golpes contra el régimen comunista junto con el Frente de Liberación del Pueblo de Eritrea; el Movimiento Democrático del Pueblo de Etiopía (EPDM), el Frente de Liberación de Afar, el Frente de Liberación de Somalia Occidental y el Frente de Liberación de Oromo.
En la Guerra Civil de Etiopía que duró hasta 1991, el Frente de Liberación Popular de Eritrea luchó desde el principio por su propia cuenta y por la independencia. El TPLF, un aliado cercano en ese momento, no se opuso a esta demanda y Eritrea obtuvo su independencia con un referendo.
El Frente de Liberación Oromo (OLF), que tenía una motivación similar, no pudo lograr su objetivo debido a la dura presión militar y política del TPLF. Aunque el TPLF había luchado durante años para que Etiopía se desarrollara y se abriera al mundo, los pueblos oromo y amhara, que constituyen más del 60% de la población, nunca estuvieron satisfechos con el dominio de la minoría tigrayana, que constituye el 6%.
Gracias a la coalición llamada Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), que fue formada por el TPLF, partidos de las regiones de Oromo, Amhara y del sur, el TPLF logró mantenerse en el poder y ganar todas las elecciones hasta el 2018.
Si bien un grupo político y una organización armada diferentes surgieron después de cada elección, los disidentes tuvieron que elegir entre la tortura y el exilio.
Ver también: La ONU advierte que la crisis en Etiopía podría afectar al menos a un millón de personasFue por ello por lo que a lo largo de los años la rabia contra el TPLF creció tanto que los otros tres partidos de la coalición del EPRDF formaron una alianza estrecha y sacaron al TPLF del juego político en 2018. Una acción que tomó por sorpresa al grupo, pero que no pudo haberse llevado a cabo sin la injerencia de países como Estados Unidos y Alemania, naciones con influencia en la política interna del país.
Tras la muerte del exprimer ministro, Meles Zenawi, su adjunto y sucesor, Hailemariam Desalegn, fue acusado de ser un títere del TPLF, por lo cual se vio forzado a dejar el cargo a principios de 2018. Y fue en medio de este convulsionado panorama que llegó al poder Abiy Ahmed.
A pesar del descontento en el EPRDF hacia Abiy Ahmed, Desalegn insistió en que este se convirtiera en el primer ministro debido a las continuas manifestaciones en el país.
Objetivos de Abiy Ahmed
El único grupo al que Abiy Ahmed evitó acercarse desde el principio fue el TPLF, incluso cuando abrazó a todos los grupos políticos de oposición, incluyendo organizaciones terroristas a las que les otorgó una amnistía cuando asumió el cargo.
Abiy negoció con Ginbot-7, el Frente de Liberación Oromo y el Frente de Liberación Nacional de Ogaden, convenciendo a estos grupos de una lucha política pacífica.
A pesar de que el Frente de Liberación de Oromo se volvió recientemente contra Abiy, los grupos de oposición restantes han mostrado su apoyo al líder etíope y su rechazo al TPLF.
Durante su mandato, el primer ministro Abiy trajo una brisa refrescante al país con las reformas que promulgó, con la esperanza de completar la transición a la democracia liberal y la economía de libre mercado, al mismo tiempo que limitaba el campo de acción de los Gobiernos locales para consolidar la autoridad del Gobierno central en el país.
Abiy, que abolió el EPRDF y fundó el Partido de la Prosperidad, logró reunir a muchos partidos locales bajo su propio movimiento y sacó del escenario político a figuras influyentes de las que el TPLF extraía su fuerza en el Estado.
Aún es muy pronto para saber el destino que tomará el conflicto, especialmente luego de que Abiy suspendió las elecciones generales debido a la pandemia del coronavirus y que optó por realizarlas en ausencia de elementos separatistas como el TPLF.
El futuro del primer ministro es incierto, pues si sale victorioso de esta guerra puede llegar a desempeñar un papel importante en la remodelación de África oriental, pero si el conflicto se extiende por varios años, Abiy puede perder la confianza del pueblo y verse forzado a dejar su cargo, tal y como lo hizo su predecesor.
*Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.
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