Bielorrusia, el país que rechaza la 'psicosis masiva' del coronavirus
El presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, les recomendó a sus ciudadanos tomar mucho vodka, trabajar en el campo e ir al sauna para evitar el contagio del coronavirus.
BOGOTÁ
Por: José Ricardo Báez G.
Mientras todos los países del mundo enfrentan la emergencia global de la pandemia del nuevo coronavirus, en Bielorrusia es como si no pasara nada. Dicho país es bastante particular por su historia y su relación con Europa y Rusia, pero sobre todo por su presidente Aleksander Grigórievich Lukashenko. La ex secretaria de Estado de EEUU Condoleezza Rice describió el país como “la última verdadera dictadura que queda en el corazón de Europa”, pues el mandatario ocupa el cargo desde 1994.
En una de sus últimas apariciones, el presidente Lukashenko en vez de usar las medidas de prevención que recomendó la OMS y expertos epidemiólogos ante la fácil transmisión y propagación del coronavirus, tenía puesto un equipo de protección para jugar hockey. “Aquí no hay virus ¿ves algún virus volando? Tampoco lo veo. Es mejor morir de pie que vivir de rodillas”, le dijo a la reportera riéndose, y agregó: “Este estadio de hockey es un refrigerador; es lo mejor para la salud. El deporte, especialmente en el hielo, es mejor que cualquier medicamento antiviral”.
El 27 de marzo, Lukashenko visitó la planta de la compañía Belgips, la única productora de materiales de construcción de yeso del país. Allí el jefe de Estado habló sobre el nuevo coronavirus como si estuviera informado solo por medio de cadenas de Whatsapp y noticias falsas. “¿Es el coronavirus una infección provocada por el hombre o salió accidentalmente del aire? ¿Quién lo necesitaría? [...] ¿Intentaron usar esta enfermedad viral o psicosis para sus propios fines e intereses?”, preguntó el presidente.
En otras partes de su discurso llamó a la pandemia global una “psicosis de masas” y aseguró que las medidas tomadas por otros países son una “total estupidez”. Además, alabó al presidente Donald Trump cuando afirmó que una recesión económica podría ser peor que el coronavirus y por eso Bielorrusia debía volver “a la vida normal”. Ese día en el país ya se habían registrado 94 casos de personas infectadas por el nuevo coronavirus originario de Wuhan, China.
La actitud de Trump frente al coronavirus ha sido criticada y le ha costado la vida a miles de ciudadanos. Primero lo consideró un engaño de sus rivales políticos, luego aseguró tener todo bajo control pese al aumento exponencial de casos y muertos, más tarde dijo que el calor del verano haría al virus desaparecer “como un milagro” y que el país volvería a estar “abierto” para la primera semana de abril. Sin embargo, luego de minimizarlo, esta semana extendió e hizo más drásticas las recomendaciones generales para evitar la propagación del virus.
Bielorrusia, por su parte, continúa siendo de los pocos países que siguen considerando el coronavirus una falsa amenaza. La liga de fútbol aún se juega y se ha vuelto una especie de oasis para los fanáticos del mundo que necesitan su dosis deportiva semanal, mientras esperan el reinicio de las mejores competencias del mundo pospuestas por la pandemia.
La Federación de Fútbol de Bielorrusia vendió los derechos para transmitir los partidos en diez nuevos países donde los fanáticos no tienen nada más para ver. El 22 de marzo, el juego entre el Torpedo Zhodino y el Belshina Bobruisk fue el único partido profesional jugado en el mundo.
Lukashenko ha recomendado sudar en un sauna y tomar mucho vodka para matar al virus: "Debes beber el equivalente de 40 a 50 gramos de vodka puro al día", aseguró el primer mandatario, quien dirigió una granja colectiva durante la era soviética y de allí su amor por los tubérculos y el campo.
Incluso aseguró que el campo es la mejor cura para el COVID-19: “Eso es, el tractor curará a todos. El campo sana a todos”. En redes sociales se burlaron de sus comentarios con un meme de una supuesta droga que curaba el coronavirus llamada ‘Tractorín’, unas pastillas con forma de estas máquinas en miniatura.
De acuerdo con el Ministerio de Salud del país, en total se han hecho unas 36.000 pruebas entre 9,5 millones de habitantes y hay más o menos 1.500 monitoreados de cerca. Por cada 100 mil personas hay un respirador artificial, esto es un número mayor a EEUU e Italia y, por tal motivo, aseguran que la situación está "bajo control". No obstante, cuando aparecieron en Internet los primeros informes de muerte por COVID-19 en Bielorrusia, el Ministerio de Salud rechazó de inmediato las cifras.
Breve historia de Bielorrusia
Bielorrusia es un Estado sin identidad nacional con base en su historia. El territorio experimentó dominio ruso, polaco y lituano. A finales del siglo XVIII era parte del Imperio Ruso, con unos periodos breves en que Alemania y Polonia controlaron la región, hasta el colapso de la Unión Soviética en 1991. Por lo tanto, su identidad política, económica y cultural siempre ha sido muy estrecha a la de Rusia. De hecho, el nombre del país quiere decir ‘Rusia Blanca’
Desde entonces y hasta hoy es el territorio de la antigua URSS más cercano al gobierno de Vladimir Putin, pues su estratégica posición sirve como país de tránsito del petróleo y el gas ruso hacia Europa occidental. Muchos analistas consideran que las rentas del sector energético y los subsidios obtenidos como resultado de las relaciones preferenciales con Rusia y las compañías en gran medida controladas por el Estado, le han permitido a Lukashenko mantenerse en el poder por más de 26 años.
Por eso, poco ha cambiado desde los tiempos soviéticos. En un programa de la Radio Svaboda un reportero le preguntó a una anciana "¿cuál ha sido el mayor cambio en el país, en su pueblo, desde que Bielorrusia se convirtió en un Estado independiente hace 15 años?". La anciana pensó un momento: "Mmm... no puedo pensar en ningún cambio. ¡Oh, sí! El gas entubado llegó a mi pueblo y a mi casa”. Inclusive la policía secreta del régimen, que el presidente ha usado para perseguir a quienes hablan sobre el coronavirus, aún se llama como la antigua agencia de inteligencia soviética: KGB.
Como es de esperarse, el gobierno de Bielorrusia no respeta los derechos humanos según informes de Human Rights Watch (HRW). Es el único país europeo con pena de muerte y quienes son condenados son ejecutados con un tiro en la cabeza. Hay amenazas a la libertad de expresión, se imponen cargos penales contra periodistas y blogueros e inclusive crearon una ley que permite al Estado bloquear sitios de noticias independientes por "diseminar información prohibida".
Muchos ciudadanos se enfrentan a la dictadura de Lukashenko y han decidido adoptar medidas preventivas contra el coronavirus. Por ejemplo, algunos restaurantes y cafés han cerrado voluntariamente su servicio para evitar su propagación. Quienes van a ver fútbol cumplen ciertas medidas de higiene, e inclusive el equipo de fútbol Dinamo Brest prefirió cerrar sus graderías y cobrarles a quienes quieran tener un maniquí, con la foto de su rostro pegada, ocupando un asiento en el estadio durante el juego.
El 9 de abril, el país emitió un requisito obligatorio de autoaislamiento de 14 días para ciudadanos extranjeros y bielorrusos con diagnóstico confirmado de COVID-19. Las sanciones por incumplir estas medidas incluyen detención administrativa, multas y encarcelamiento. Además el gobierno solicitó al Fondo Monetario Internacional un préstamo de hasta USD 900 millones debido a los desafíos que enfrenta el país mientras el brote continúa creciendo.
Según el Ministerio de Salud de Bielorrusia, se han registrado 1.486 casos de coronavirus, de los cuales 139 se han recuperado y 16 han muerto. Sin embargo, los preparativos para el desfile anual del Día de la Victoria el 9 de mayo, que marcará 75 años del triunfo sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, siguen adelante como si nada pasara; aunque el mismo Lukashenko no asistirá a la ceremonia.
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