Colombia: 35 años de la tragedia de Armero, una pequeña erupción volcánica que produjo un inmenso desastre
La erupción del volcán Nevado del Ruiz, en 1985, es la segunda más devastadora del siglo XX. Dejó más de 20 mil muertos.
BOGOTÁ, Colombia
Por: Santiago Serna Duque
El 13 de noviembre de 1985, una pequeña erupción en el volcán del Nevado del Ruiz en el departamento de Caldas, Colombia, derritió el 10% del casquete glaciar de la montaña. Esto produjo una serie de lahares -flujos de sedimento y agua producto de la actividad volcánica- que descendieron por las laderas y aumentaron los cauces de varios ríos de la zona.
El municipio de Armero (departamento de Tolima), ubicado a unos 50 kilómetros del volcán del Ruiz, fue el más afectado. La avalancha de sedimentos volcánicos arrasó con el pueblo y cobró la vida de más de 20 mil personas. A su vez, los lahares que bajaron por el costado occidental del nevado afectaron a municipios como Chinchiná y Villamaría, donde se registraron otras 3.000 víctimas fatales.
Han pasado 35 años desde esa erupción y, con el tiempo, los mitos en relación al desastre natural crecieron. En conversación con la Agencia Anadolu, el doctor en geología de la Universidad de Auckland de Nueva Zelanda, Hugo Murcia, explicó cómo se produjo la segunda explosión volcánica más devastadora del siglo XX en el mundo.
Según Murcia, antes de la tragedia de Armero había un desconocimiento sobre la letalidad que podían generar las pequeñas erupciones en volcanes con casquetes glaciares.
“Hay flujos de diferentes tipos -dice Murcia-, pero para aquellos días no se preveía en el mundo que una pequeña erupción podía generar un evento tan grande. Si bien algunas personas -a partir del registro geológico- inferían un poco de lo que podía ocurrir, pues realmente no existía un ejemplo histórico de este tipo”.
“En efecto, se sabía un año antes (1984) que había una actividad y que el volcán podía hacer erupción, pero nunca que una erupción pequeña tuviese la capacidad de producir un evento en términos de flujos volcánicos tan grandes”, apuntó el experto.
Las erupciones de volcanes se miden en una escala que va de 1 a 8 en el Índice de Explosividad Volcánica (Volcanic Explosivity Index, originalmente en inglés). La erupción del Ruiz, en 1985, fue de categoría 3.
“Eso quiere decir que fue muy pequeña y bastante común. Pero el problema es que existía un casquete glaciar y, además de esto, era un volcán con muchísima altura, lo que nosotros llamamos la energía potencial. La altura del volcán del Ruiz es de 5.320 metros y la zona base en donde llegaron a emplazarse los tubos es de entre 500 y 600 metros de altura sobre el nivel del mar. Todo esto hizo que, como decimos, se pudieron engordar los flujos durante su avance y, de esa manera, llegaron flujos gigantes a la parte de Armero”.
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Contrario a lo que muchos piensan, la población de Armero no fue arrasada por una mezcla de lava y agua, precisa el experto.
“Se habla que la lava llegó hasta Armero. Eso es falso. En ese momento no salió lava del volcán. La lava, para nosotros, es cuando el magma, que es lo que viene ascendiendo y ocasiona la erupción, sale de una manera efusiva. Lo que ocurrió en el Nevado del Ruiz fue que dicho magma se fragmentó, se rompió en pedacitos y se produjeron piroclastos (material volcánico expulsado a través de la columna eruptiva arrojado al aire durante una erupción volcánica)”.
Estos pequeños y grandes fragmentos volcánicos, sumados a la dinámica de la erupción, derritieron un poco (se estima que un 10%) el casquete glaciar y alimentaron el agua que nace de la zona y baja por los grandes ríos que se originan en la parte alta del volcán.
En este sentido, explica Murcia, “el fluido que llegó a Armero no era caliente -de hecho, era material totalmente frío-, pero en el imaginario popular quedó que era lava, lo cual es falso”.
Las víctimas olvidadas
Además de Armero, muchas zonas circundantes al nevado también sufrieron graves afectaciones por el estallido volcánico. “Lo que mucha gente no recuerda es que la erupción generó un lahar muy importante hacia el occidente”, dice el doctor en geología de la Universidad de Auckland.
La cuenca que nace del lado occidental del Nevado del Ruiz es la del río Chinchiná, la misma está alimentada por un grupo de drenajes más pequeños que se encauzan y desembocan en dicho río. Como resultado, el río Chinchiná presentó una fuerte creciente que, tras afectar diferentes zonas aledañas, desembocó en el río Cauca donde se diluyó.
Se habla que entre Chinchiná y Villamaría se registraron entre 2.000 y 3.000 muertes. “Fue de tal magnitud el daño del lado oriental, en términos de la desaparición de la población de Armero, que a veces olvidamos lo que ocurrió en la cara occidental”, agrega Murcia.
Es importante aclarar que Manizales (capital del departamento de Caldas y la ciudad más cercana al nevado) no se vio afectada por estos flujos porque está situada en una parte muy alta y los ríos que la rodean (como la quebrada Manizales o la quebrada Olivares) no tienen su origen en el Nevado del Ruiz.
¿Se podía prevenir el desastre?
“Eso es muy debatido -afirma Murcia-. A partir de los tiempos históricos -desde cuando llegaron los españoles a América-, se tienen registros de tres eventos con parecidas características”.
El primero fue el 12 de marzo de 1595: ese día el volcán entró en erupción y causó lahares que viajaron por los valles de los ríos Gualí y Lagunillas, lo que generó una gran obstrucción en el flujo del agua y afectó a los peces y a la vegetación de la zona. Se calcula que esta erupción dejó entre 60 y 100 personas fallecidas, según datos del Servicio Geológico Colombiano con sede en Manizales.
En 1845 hubo otra erupción que produjo un flujo de lodo por el valle de Lagunillas por cerca de 70 km. Se estima que unas 1.000 personas perecieron en este desastre natural.
Murcia asegura que, para la época de la tercera erupción, la que desapareció del mapa a Armero aquel 13 de noviembre de 1985, los servicios geológicos hicieron todo lo que estaba a su alcance.
“Para el año de la tragedia no se conocía que esas erupciones tan pequeñas pudieran generar flujos tan grandes. Era difícil pensar que una población como Armero, ubicada a 45 o 50 kilómetros de distancia del volcán, fuera a ser afectada de manera tan fuerte por un evento volcánico que lucía relativamente pequeño”.
Finalmente, Murcia subrayó que en la actualidad, la actividad del volcán del Ruiz es supremamente alta pero, de acuerdo a los estudios, tiende a disminuir en los próximos años.
“Desde el 2011, el volcán frecuentemente está emitiendo cenizas, gases y generando sismos. Todavía estamos tratando de conocerlo. Pero nosotros creemos que se está cerrando la actividad que comenzó en 1984. No hace mucho se planteó la posibilidad de que esté ocurriendo el emplazamiento de un domo, que es como la fase final de las erupciones en un volcán. En esta fase prácticamente se cierra el cráter y vuelve a entrar en una actividad de reposo por décadas o cientos de años. Pero bueno, la naturaleza siempre hace lo que quiere y nunca estamos absolutamente seguros”, concluyó el geólogo de la Universidad de Auckland.
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