Colombia: 70 años del magnicidio que cambió el país
El 9 de abril de 1948 fue asesinado el caudillo liberal de izquierda Jorge Eliécer Gaitán. Las consecuencias continúan.

BOGOTÁ, Colombia
Por: Santiago Peña Aranza
“El Bogotazo” es como se le conoce a la crisis social, política y de orden público desatada por el magnicidio del líder liberal popular Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, que, se creía, sería el ganador de las elecciones presidenciales de Colombia en 1950.
“…la oligarquía no me mata, porque sabe que si lo hace, el país se vuelca y las aguas demorarán cincuenta años en regresar a su nivel normal…”, Jorge Eliécer Gaitán.
Pese al convencimiento del caudillo, tres tiros cegaron su vida mientras salía de su oficina en el centro de Bogotá para almorzar con unos amigos.
Este magnicidio desató en todo el país una oleada de protestas y destrozos sin precedentes, principalmente en Bogotá, donde se celebraba la IX Conferencia Panamericana que daría origen a la Organización de Estados Americanos (OEA). Una iniciativa de los Estados Unidos para declarar ilegal al comunismo en todo el continente. El general Marshall, impulsor del plan para reconstruir a Europa tras la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los representantes del Gobierno norteamericano.
Gaitán, que previamente había sido excluido de la Conferencia por el entonces canciller Laureano Gómez, tenía planeada por la tarde una reunión con un grupo de estudiantes dentro de los cuales se encontraba el que años más adelante sería el líder de la revolución cubana: Fidel Castro.
Ciudadanos enardecidos lincharon al asesino de Gaitán frustrando la posibilidad de interrogarlo. Lo arrastraron por la Carrera Séptima y dejaron su cuerpo desnudo frente al palacio presidencial. Las multitudes en todo el país pedían la renuncia del presidente Mariano Ospina Pérez. Algunos policías y militares simpatizantes liberales también se unieron a las protestas.
El asesinato del caudillo del pueblo, como le llamaban, dividió en dos la historia contemporánea del país suramericano, al transformar la violencia política existente desde el siglo XIX en una guerra civil no declarada entre los dos partidos tradicionales y sus seguidores. Esto desembocaría más adelante en la creación de los primeros grupos paramilitares (Pájaros y Chulavitas) y las primeras guerrillas armadas liberales y comunistas. Las consecuencias del crimen aún se sienten en el país.
En 2018 no hay una versión oficial sobre su muerte, pero hay varias especulaciones que culpan a los conservadores, al gobierno de Ospina Pérez y/o a la CIA, como asegura su hija Gloria Gaitán que también relaciona a algunos liberales como al expresidente Alfonso López Pumarejo.
La Violencia
"Si avanzo, seguidme. Si me detengo, empujadme. Si os traiciono, matadme. Si muero, vengadme", Jorge Eliécer Gaitán.
Se considera que la muerte de Gitán da origen al periodo histórico conocido como La Violencia (1946 – 1958), que según el Informe General del Centro de Memoria Histórica (¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, 2013), es el punto crítico de la confrontación bipartidista.
Los ataques de la violencia política no se limitaron a los líderes de los partidos. Los movimientos campesinos, obreros y populares afines al gaitanismo también fueron blanco de la represión Gaitán venía haciendo llamados públicos (la “Oración por la Paz” y la “Oración por los Humildes”) al gobierno conservador de Ospina Pérez para cesar la violencia y resolver los conflictos por la vía constitucional.
Sin embargo, esos llamados fueron inútiles y Gaitán que ya para entonces era el jefe único del liberalismo y seguro candidato presidencial, cortó los lazos de su partido con el gobierno y pidió la renuncia del presidente conservador.
La Iglesia Católica, a favor del conservatismo, también hizo su “aporte” al legitimar moralmente el discurso antiliberal y anticomunista, en un contexto en el que las Naciones Unidas, la Guerra Fría y el cambio de patrón oro al dólar, estaban consolidándose como parte de la estructura del orden internacional de la posguerra.
El dirigente conservador Laureano Gómez, presidente entre 1950 y 1953, fue uno de los principales instigadores de la violencia, tanto que el conflicto político ya se había convertido en una abierta confrontación armada al finalizar su mandato.
La violencia de la época alcanzó tal punto que las élites partidistas moderadas decidieron pactar en 1953 el fin del gobierno de Gómez. Instalaron mediante un golpe de Estado al general Gustavo Rojas Pinilla en la Presidencia entre 1953 y 1957, con el mandato de pacificar el país.
En ese contexto Rojas Pinilla ofreció amnistiar a las guerrillas liberales y a las autodefensas campesinas; pero mientras las primeras se acogieron, las segundas se rehusaron casi en su totalidad provocando fuertes operativos militares en su contra por parte del gobierno marcadamente anticomunista. Esto desembocó en su radicalización y en su transformación hacia guerrillas revolucionarias.
El pacto de las élites partidistas, conocido como Frente Nacional (1958 – 1974), fue un periodo de reparto burocrático y alternancia en el poder entre los partidos tradicionales, pero también fue una etapa de exclusión de terceras fuerzas políticas que desembocó en otros tipos de violencia.
70 años después: ¿De la calumnia al “memoricidio”?
Sin duda, el Bogotazo fue uno de los antecedentes del conflicto armado que, pese al acuerdo de paz entre el Estado y la guerrilla de las Farc, continua en el país. De hecho, los guerrilleros históricos como Pedro Antonio Marín (Manuel Marulanda) empezaron siendo gaitanistas perseguidos.
En su libro sobre La Paz en Colombia (2008), el fallecido líder cubano, Fidel Castro, cuenta que cuando asesinan a Gaitán, Marulanda “se incorporó al movimiento guerrillero liberal con tan solo 18 años”.
Y las Farc, durante la instalación de los frustrados diálogos de paz de 1999, se refirieron, en su discurso inaugural, a 1948 como el año en el que “se desencadenó la primera guerra” contra ellos. El discurso fue dado por Raúl Reyes ante la ausencia de Marulanda.
Poco más de 10 años después, la Ley 1448 de 2011, declaró cada 9 de abril como el Día de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, una jornada para recordar cómo la violencia política ha afectado a Colombia. Sin duda la fecha tiene que ver con el magnicidio de 1948, pero dicha Ley solo reconoce a los afectados desde 1985.
Ese día se creó, en parte, para ponerle freno a la impunidad en un país donde ésta ha sido una constante histórica. El mismo crimen de Gaitán y otros magnicidios continúan sin responsables. Por eso mismo, con motivo de este aniversario 70, la Comisión de la Verdad y la familia del caudillo, buscan que la Fiscalía General de la Nación declare el crimen como de Lesa Humanidad.
La hija del inmolado líder asegura que el gaitanismo ha tenido cuatro etapas: “la calumnia, la persecución, el genocidio y el ‘memoricidio’”.
De hecho la familia de Gaitán asegura tener “pruebas irrefutables” de que los historiadores han difundido información falsa culpando al pueblo liberal y conservador de la violencia “para encubrir a los autores intelectuales” del “genocidio al movimiento gaitanista”
Afirman que a dicho genocidio le ha seguido un “memoricidio” “para completar el propósito de liquidar física, moral e ideológicamente al gaitanismo”.
También aseguran que los incendios provocados el día del magnicidio, en medio del caos generado, fueron “parcialmente premeditados para solucionar el problema urbano de Bogotá”.
De comprobarse esto, cambiaría la interpretación oficial de este capítulo de la historia colombiana, pero a 2018 sería difícil imaginar si traería efectos políticos y sociales.