CISJORDANIA

Está delgado y se apoya en alguien que lo acompañaba, tratando de alejarse unos metros de la puerta de la prisión del Néguev, en el sur de Israel, el infierno en el que pasó nueve meses de continuo tormento y tortura, hasta perder la solidez de su cuerpo y alma, e incluso su capacidad para comprender la realidad.

Así quedó Muazzaz Abayat, de 37 años, en el momento de su liberación de la tristemente célebre prisión del Néguev, conocida como el “Guantánamo de Israel”, debido a las violaciones, torturas y abusos perpetrados allí contra los prisioneros palestinos.

A pesar de estar con su familia y amigos en el hospital Al-Shafi, en la ciudad de Beit Yala, en el sur de la Cisjordania ocupada, Muazzaz todavía no puede comprender la realidad del lugar en el que se encuentra y de quienes lo rodean. Cree que todavía está detenido y que quienes lo rodean son sus carceleros.

Teniendo que hacer un gran esfuerzo mental y psicológico, Muazzaz describió su primera noche fuera de la prisión diciendo: “Todas las noches nos golpearon brutalmente. Sólo que esta noche no me golpearon. Las unidades de represión entraron a los prisioneros enmascarados y nos torturaron”.

Del relato de Abayat se entiende que aún no se dado cuenta de su nueva realidad y que ha sido puesto en libertad, mientras que su discurso incluía frases incomprensibles y otros sugieren que todavía vive en un estado psicológico muy difícil.

“El centro de detención del Néguev es Guantánamo. Vi cómo mataban a prisioneros y ellos (los carceleros israelíes) nos pisoteaban con zapatos”, agregó Muazzaz.

Respecto a los meses de tortura que pasó, Abayat le dijo a la Agencia Anadolu que, “después de que me arrestaran, me sometieron a una investigación militar y me dijeron: ‘asesino’, pero yo no maté a nadie” y señaló que las torturas a las que fue sometido lo dejaron con fracturas en la cabeza y en la mano.

“Me golpearon en lugares sensibles y en lugares de heridas anteriores, morí y me metieron en una bolsa negra”, añadió.

Muazzaz argumentó que el ministro de Seguridad Interior israelí de extrema derecha, Itamar Ben Gvir, participó en su tortura en el centro de detención militar de Ofer, al oeste de Ramallah, en Cisjordania, cuando se encontraba allí al comienzo de su detención.

“Los prisioneros están muriendo. Este es un llamamiento a todos para que actúen para salvarlos”, dijo.

*Traducido por Daniel Gallego.