ANKARA

En su discurso ante el Congreso de Estados Unidos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, intentó encubrir la masacre que se produce ante el mundo desde hace nueve meses argumentando que “no han matado a casi ningún civil” en la ciudad de Rafah, en la Franja de Gaza, donde casi 40 mil personas han muerto en ataques israelíes desde el 7 de octubre de 2023.

En su discurso, Netanyahu intentó ocultar los asesinatos masivos de su país a pesar de que Israel mató a 39.145 palestinos e hirió a 90.257 en los ataques del Ejército israelí a la Franja de Gaza desde el 7 de octubre.

Contrariamente a las declaraciones de Netanyahu, hasta el momento cerca de 40.000 palestinos, entre ellos al menos 16.172 niños y 10.798 mujeres, han muerto en ataques israelíes.

No sólo civiles palestinos, sino que también cientos de trabajadores humanitarios, incluidos muchos occidentales, han perdido la vida en los ataques israelíes a la Franja, en ruinas debido a los ataques a hospitales e instituciones educativas, donde los palestinos desplazados se refugian, y la destrucción de la infraestructura civil.

La directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Catherine Russell, afirmó que Israel mató al menos a 278 trabajadores humanitarios y dijo que “esta cifra récord. Otros trabajadores humanitarios estuvieron en peligro o se les impidió hacer su trabajo”.

Netanyahu sostuvo que “casi ningún civil perdió la vida” en la ciudad sureña de Rafah, donde se refugian los civiles que huyen de los ataques israelíes. Ciudad en la que el Ejército israelí cometió repetidas masacres masivas.

Sin embargo, el gran ataque que Netanyahu quería lanzar contra Rafah se vio limitado debido a las reacciones internacionales y a las preocupaciones del presidente estadounidense, Joe Biden, que se encontraba en la carrera electoral.

Pese a ello, el 7 de mayo, el Ejército israelí lanzó un ataque terrestre contra la ciudad de Rafah y ocupó el lado palestino de la puerta fronteriza de Rafah entre Egipto y Gaza, y, tras cerrar el paso fronterizo, 100.000 palestinos fueron desplazados cada día, incluidas mujeres, y decenas de civiles, incluidos niños, perdieron la vida.

Por ejemplo, la matanza de 35 palestinos en las primeras 24 horas siguientes al inicio de los ataques israelíes en Rafah mostró claramente la magnitud de la masacre sufrida por los palestinos en Rafah, quienes fueron desplazados repetidamente.

Una vez más, según los datos anunciados el 28 de mayo en la ciudad de Rafah, donde el Ejército israelí afirmó ser un lugar “seguro”, 72 palestinos perdieron la vida en ataques dirigidos a tiendas de campaña de palestinos desplazados en 48 horas.

A pesar de las reacciones internacionales, no hubo un solo día en el que cientos de miles de palestinos desplazados se vieran obligados a huir, incluidos niños y mujeres, y en el que no murieran civiles en los ataques a Rafah.

Aunque Israel bloqueó la entrada de ayuda a Gaza, dejando a la gente hambrienta y sedienta, Netanyahu afirmó que “a cada persona se le permitió ingresar 3 mil calorías de alimentos en Gaza y Hamás robó esta ayuda”.

Sin embargo, la afirmación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de que más de 1 millón de personas, la mitad de la población de Gaza, se enfrentarán al hambre y la muerte si no se deja entregar más ayuda, desmienten las declaraciones de Netanyahu.

De hecho, según la Unicef, 9 de cada 10 niños en Gaza sufren una grave escasez de alimentos.

En la última declaración de la ONU del 11 de julio se afirmó que aproximadamente medio millón de personas en Gaza se enfrentan a un hambre “catastrófico”.

Debido a los ataques que ya duran nueve meses en la Franja de Gaza, 100.000 palestinos se ven constantemente desplazados, expuestos a la dura vida en tiendas de campaña y el acceso a alimentos es muy limitado.

Si bien los medios de comunicación y los informes internacionales reflejaron que Israel había bloqueado la entrada de ayuda a Gaza desde el comienzo de los ataques, la entrada de ayuda también fue suspendida después de que el Ejército atacara y ocupara su paso fronterizo.

El 15 de junio, la UNRWA anunció que 50.000 niños necesitan tratamiento debido a la desnutrición en Gaza, donde Israel impidió la entrada de ayuda humanitaria.

Durante su discurso, Netanyahu describió a la gente que se manifestó frente al edificio del Congreso como “idiotas útiles de Irán” y afirmó que quienes protestaban contra él estaban “financiados por Irán”.

Sin embargo, en Israel se celebran periódicamente manifestaciones masivas contra el Gobierno de Netanyahu y en apoyo de las familias de los prisioneros israelíes en Gaza, y el número de personas que participan en estas protestas antigubernamentales supera los 100.000.

Desde hace meses se suceden manifestaciones casi todas las semanas en muchas ciudades, especialmente en la capital Tel Aviv. A las manifestaciones también asisten líderes de la oposición y familiares de los presos. De vez en cuando, los manifestantes incluso atacan el edificio del Parlamento en Jerusalén Occidental.

Washington, Nueva York y muchas capitales estuvieron entre las manifestaciones más concurridas en todo el mundo pidiendo el fin de la masacre en Gaza. Cientos de miles de personas que salieron a las calles para reaccionar ante la masacre quedaron expuestas a los insultos de Netanyahu.

Llama la atención que, en su discurso, que duró una hora, Netanyahu no hizo ni una sola mención a las negociaciones indirectas de alto el fuego entre Hamás e Israel, que se llevan a cabo desde hace meses y donde se discutieron las propuestas estadounidenses.

También fue objeto de críticas la falta de respuesta clara de Israel a la propuesta de alto el fuego en tres etapas en Gaza anunciada por Biden, que fue aceptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), a diferencia de Hamás.

Los medios israelíes informan que Netanyahu no quiere un alto el fuego por “supervivencia política”, pero que debido a la presión de Biden, alargó el proceso en lugar de completarlo.

Mientras que Netanyahu afirmó que “la gran mayoría de los estadounidenses apoyan a Israel”, las encuestas muestran lo contrario.

En la última encuesta realizada el 10 de julio por la empresa de investigación Gallup, con sede en Estados Unidos, se afirmó que el 48 por ciento de los estadounidenses estaban en contra de los ataques de Israel en Gaza, mientras que la tasa de quienes apoyaban los ataques se mantuvo en el 42 por ciento.

En la encuesta de Gallup en la que se preguntaba la opinión de los estadounidenses sobre los ataques de Israel a Gaza entre el 1 y el 20 de marzo, el 55 por ciento de los participantes no aprobaba los ataques de Israel.

En la encuesta realizada por Associated Press (AP) con el Centro de Asuntos Públicos NORC y publicada el 4 de marzo, el 67 por ciento de los participantes dijeron que no aprobaban las políticas de Biden con respecto a la ocupación israelí de Gaza durante su presidencia.

Netanyahu también argumentó que la CPI trata de “esposar” los ataques de Israel en Gaza y que “Estados Unidos es el siguiente” en relación con el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, quien solicitó una “orden de arresto” para él y su ministro de Defensa, Yoav Gallant.

Si bien la CIJ subrayó que las políticas de asentamiento de Israel en las tierras ocupadas violaban la Convención de Ginebra, afirmó que las prácticas de anexión en tierras palestinas eran “ilegales”.

*Traducido por Daniel Gallego.