El trauma del genocidio sigue vivo en Zimbabue
El país conmemora el Día de la Unidad Nacional el 22 de diciembre, pero muchos se estremecen ante los recuerdos del genocidio.
HARARE, Zimbabue
Hace 32 años, Zimbabue puso fin a una guerra genocida en la que se masacraron miles de personas en las provincias de Matabelelandia y Midlands.
Pese a que han pasado más de tres décadas, el recuerdo de la guerra y las masacres aún está latente en las mentes de algunos ciudadanos.
Es el caso de Msitheli Ndlovu, del distrito de Nkayi, en la provincia norte de Matabelelandia, quien todavía sufre traumas por las atrocidades.
Cuando Ndlovu tenía nueve años, fue testigo de cómo ocho miembros de su familia fueron rodeados y encerrados en una choza de paja antes de que los soldados del Gobierno le prendieran fuego.
"Fue en 1983 y acababa de llegar de la escuela cuando mis padres, mis hermanos y hermanas fueron conducidos a punta de pistola a la cabaña de nuestra cocina antes de que los soldados le prendieran fuego", señaló Msitheli a la Agencia Anadolu. "Todos estaban siendo acusados de apoyar a los rebeldes antigubernamentales".
Para Msitheli y muchos otros que pasaron por las experiencias del genocidio de la década de 1980, el trauma quedó grabado en su memoria durante décadas.
Incluso cuando el país conmemora el Día de la Unidad Nacional, celebrado el 22 de diciembre, muchos como Msitheli se estremecen ante los recuerdos del genocidio.
El Día de la Unidad fue establecido por el Gobierno en conmemoración del acuerdo de unidad entre la Unión Popular Africana de Zimbabue (ZAPU) y la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU), los dos principales partidos políticos que lucharon durante las atrocidades, poco después de que el país se independizara del Reino Unido.
“No hay nada que pueda celebrar sobre el Día de la Unidad. Para mí es un día para recordar la masacre de muchos de mis allegados en la región de Matabelelandia”, aseguró Msitheli, quien afirma que todavía no tiene certificado de nacimiento ni documento nacional de identidad porque las autoridades le prohibieron obtener uno, ya que no hay registros de defunción de sus padres, quienes fueron asesinados durante el genocidio conocido como Gukurahundi.
Traducido libremente del idioma shona, "Gukurahundi" se refiere a la lluvia temprana que lava la paja antes de las lluvias de primavera, pero luego adquirió la connotación de la serie de masacres de zimbabuenses de habla Ndebele, llevadas a cabo por el Ejército Nacional de Zimbabue a principios de la década de 1980 hasta finales de 1987.
Los partidos políticos
Desde que Zimbabue finalmente obtuvo su independencia en 1980, los partidos ZAPU y ZANU a menudo se enfrentaron por decisiones políticas importantes, lo que resultó en luchas violentas por el poder.
Pero en 1987, los líderes de los partidos decidieron poner fin a la confrontación y se fusionaron, creando la Unión Nacional Africana de Zimbabue - Frente Patriótico (Zanu-PF, por sus siglas en inglés), tras la firma del Acuerdo de Unidad el 22 de diciembre.
El Día Nacional de la Unidad se estableció oficialmente una década más tarde, en 1997, para conmemorar el décimo aniversario del Acuerdo de Unidad, que ahora es un día festivo ampliamente celebrado en todo el país.
Sin embargo, para muchos civiles afectados por las masacres, como Msitheli, "no hay nada que celebrar ese día".
El genocidio
"Es un día de luto para nosotros, la gente de Ndebele; somos una tribu olvidada, todavía estamos siendo castigados por el régimen, sufriendo y nadie ha salido a disculparse abiertamente por el asesinato de nuestros seres queridos", señaló Msitheli, quien trabaja como jardinero en uno de los elegantes suburbios de Harare, el único trabajo que puede hacer porque no tiene una tarjeta de identidad nacional.
Más de 20.000 ndebeles fueron asesinados durante el genocidio de Zimbabue perpetrado por miembros de la Quinta Brigada de los militares, un grupo de soldados zimbabuenses entrenados en Corea del Norte y quienes llevaron a cabo las masacres étnicas, eligiendo a la gente de Ndebele, en el suroeste del país.
El expresidente zimbabuense Robert Mugabe temía que las personas de ZAPU, de habla ndebele, usaran soldados del ZIPRA, Ejército Revolucionario del Pueblo Africano de Zimbabue, que habían sido entrenados por los rusos y cubanos, y quienes representaban una clara amenaza para su gobierno.
En consecuencia, la Quinta Brigada y la Policía trabajaron para eliminar la amenaza, con muchos civiles atrapados en el proceso.El expresidente Mugabe, quien murió en septiembre de este año, se negó a disculparse por los disturbios y prefirió decir: "fue un momento de locura".
Al igual que su predecesor, el actual presidente Emmerson Mnangagwa, quien tomó el poder de Mugabe después de un golpe militar en 2017, no ha trabajado para mejorar la situación.
Mnangagwa fue ministro de Seguridad de Zimbabue durante la época de las masacres.
En una entrevista con el periodista de la BBC, Mishal Husain, en Davos en enero pasado, Mnangagwa se negó repetidamente a disculparse por los crímenes cometidos durante Gukurahundi, cuando sirvió bajo el gobierno de Mugabe.
Para otros sobrevivientes de las masacres como Phindile Dube, de 50 años, incluso Mnangagwa ha demostrado ser obstinado en defenderse de los efectos de las masacres.
“Mnangagwa es extremadamente grosero. Debería haber pedido perdón antes. Se niega a extender una disculpa, lo que significa que los asesinatos fueron algo bien planeado", aseguró Dube a la Agencia Anadolu.
Por lo tanto, incluso cuando los sobrevivientes de las atrocidades han puesto monumentos conmemorativos para recordar a sus seres queridos enterrados en fosas comunes en lugares como Maphisa, un distrito clave donde se llevaron a cabo asesinatos en masa, el Gobierno no ha reconocido los sitios conmemorativos.
*Traducido por Juan Felipe Vélez Rojas.
El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.