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Los acontecimientos recientes en Myanmar desde la perspectiva de sus relaciones con China

La decisión de Pekín de alejarse del consenso en el Consejo de DDHH de la ONU sobre el reciente golpe de Estado, para 'no interferir en sus asuntos internos', muestra que continuará con su política de ajuste a cualquier administración de Myanmar.

Sibel Karabel  | 04.03.2021 - Actualızacıón : 05.03.2021
Los acontecimientos recientes en Myanmar desde la perspectiva de sus relaciones con China Ciudadanos protestan contra el golpe de Estado por parte del Ejército en Mandalay, Myanmar, el 28 de febrero de 2021. (Stringer - Agencia Anadolu)

Estambul

Por: Sibel Karabel*

El golpe de Estado militar perpetrado en Myanmar el 1 de febrero fue diferente a las intervenciones militares anteriores ya que, esta vez, la justificación no fue la "agitación interna" o la "amenaza a la integridad de la unión del país", sino el “fraude electoral”.

El Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP), apoyado por el Ejército en las elecciones parlamentarias de noviembre de 2020, recibió solo un tercio de los votos de la Liga Nacional para la Democracia (NLD) de la consejera de Estado Aung San Suu Kyi.

Por ello, sin el respaldo del Parlamento, las posibles sanciones internacionales que serían impuestas a los funcionarios de alto nivel del Ejército por las masacres de los musulmanes rohinyá habrían sido los motivos reales del golpe.

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Desde la independencia de Myanmar en 1948, el Ejército ha sido el poder dominante tanto en la política como en la administración. Tanto así, que los movimientos de democratización que iniciaron en 2011 fueron posibles gracias a su aprobación y a ciertas garantías constitucionales.

Por otra parte, la crisis actual en Myanmar podría afectar a China debido a la importancia geoeconómica que Pekín le adjudica.

La dimensión histórica de las relaciones China-Myanmar

Birmania reconoció a China en 1950, justo después de su fundación. Desde entonces, hasta la era del líder supremo Dyng Xiaoping (1978-1997), siguió una política equivalente a los principios tradicionales de la política exterior china. El nivel de las relaciones bilateral, era denominado "pauk phaw", que significa hermandad en la terminología birmana.

Lo interesante es que China trabajó para profundizar estas relaciones al mismo tiempo que apoyaba al Partido Comunista de Birmania (CPB), que luchó contra el Gobierno central de Myanmar hasta 1978.

En este contexto, Pekín llegó a comprar el exceso de arroz de Myanmar en la década de 1960, un ágil movimiento estratégico teniendo en cuenta el producto nacional bruto chino de ese momento y la llegada de la Revolución Cultural, mientras que le proporcionó equipo y armas al CPB para equipar a 10.000 soldados entre 1967 y 1973.

Los dos últimos años de la década de 1980 fueron escenario de acontecimientos que llevaron a ambos países a un terreno común.

Mientras que la actitud del Estado de Myanmar hacia los manifestantes de los movimientos democráticos en 1988 y la cancelación de las elecciones de 1990 acarrearon sanciones internacionales para el país, los eventos de Tiananmén dieron pie al embargo de Occidente contra China.

Durante este período, Myanmar compensó con China los efectos de las sanciones impuestas por Occidente, especialmente en el campo militar, y ese país se convirtió en un importante centro de inversiones para Naipyidó en las décadas de 1990 y 2000.

Los cambios de Gobierno, que acompañaron los esfuerzos por la democratización en Myanmar en la década de 2000, marcaron diferencias en las relaciones entre los dos países.

Por ejemplo, el proyecto chino de la represa Myitsone, que se acordó en 2009, fue suspendido en 2011 por el entonces presidente de Birmania, Thein Sein. Luego, en 2016, Suu Kyi, líder de facto del Gobierno, decidió reactivar grandes proyectos chinos en el país, sin incluir la controvertida presa.

Además, el oleoducto China-Myanmar, cuyas operaciones fueron suspendidas durante el período de Thein Sein, se reabrió en abril de 2017.

¿Cuál es el valor de Myanmar para China?

Myanmar es la puerta de entrada de China al Océano Índico y al Golfo de Bengala, y cuenta con una gran riqueza de recursos naturales. Las naciones tienen una frontera terrestre de 2.204 kilómetros, lo que representa una ventaja y también un riesgo para Pekín.

Cabe señalar que los dos países resolvieron sus disputas fronterizas sin conflicto en la década de 1960, por lo que los problemas fronterizos que tiene China con diferentes países no existe entre estas dos naciones.

La dinámica básica de las relaciones entre Pekín y Naipyidó está marcada por factores como la geoestrategia, la economía y la competencia de las potencias regionales, y es directamente proporcional al sistema político y la política exterior que Birmania ha formado desde su fundación.

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Al agregar a esto la dimensión histórica de las relaciones bilaterales, se debe tener en cuenta el peso del Ejército birmano en la política interior y exterior, los ajustes de China frente a los cambios de Gobierno (militares o civiles) en Myanmar, las relaciones económicas y comerciales de Pekín, la seguridad fronteriza y el objetivo de limitar la influencia en la región de potencias globales como Estados Unidos.

En este sentido, cabe resaltar que Myanmar se unió oficialmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China en 2018 con un memorando de entendimiento de 15 puntos. Gracias a esto, Pekín tendrá la oportunidad de evitar el estrecho de Malaca gracias a una salida alternativa al Océano Índico.

China unirá su provincia de Yunnan, que no tiene salida al mar, con la provincia birmana de Mandalay, y la conectará a Rangún y Kyaukpyu, en la Bahía de Bengala, en el marco del Corredor Económico China-Myanmar (CMEC), parte del proyecto de la Franja y la Ruta.

Del mismo modo, el puerto de aguas profundas y el parque industrial de Kyaukpyu, que serán construidos bajo la misma iniciativa, son de importancia estratégica. El proyecto de USD 1.300 millones será construido en Rakáin, región donde habitaban los musulmanes rohinyá.

Al evaluar la importancia geoeconómica de la Iniciativa de la Franja y la Ruta para China, podemos entender que la inestabilidad política en cualquiera de los países de su periferia afectará sus intereses económicos y comerciales.

Debido a esto, China fue el escudo de Myanmar en el Consejo de Seguridad de la ONU frente a las condenas internacionales y los llamados a sanciones por la persecución rohinyá: en 2007, vetó la decisión de detener los ataques a las minorías étnicas, y en 2017, la decisión de poner fin a las acciones violentas en Rakáin.

Por otro lado, China trató de jugar un papel en la política birmana para terminar el conflicto étnico y se esforzó por mantener el continúo equilibrio entre Ejército, Gobierno y oposición.

En 2013, fue sede de las conversaciones de paz entre las organizaciones minoritarias de Myanmar y el Gobierno. Propuso además un plan de tres etapas para solucionar la crisis rohinyá. Sin embargo, estas iniciativas no fueron bien recibidas por el Ejército birmano.

Se puede decir que detrás de la actitud de distanciamiento del Ejército de Birmania en las relaciones contemporáneas China-Myanmar está el efecto de las políticas con énfasis en la ideología que Pekín implementó en la década de 1960.

Por lo anteriormente mencionado, parece que a China le conviene que se mantenga la seguridad fronteriza y la estabilidad interna de Myanmar. También es cierto que la decisión de Pekín y Rusia de alejarse del consenso en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre el reciente golpe de Estado en Myanmar para "no interferir en sus asuntos internos” muestra que China continuará con su política de ajuste a cualquier administración de Myanmar.

*Sibel Karabel cuenta con maestrías en Comercio Internacional, Política de la Unión Europea y Relaciones Internacionales. Trabaja como especialista en estudios de la Unión Europea y Asia-Pacífico en el Centro de Estudios Estratégicos Sabio (BILGESAM), con sede en Turquía.

**Aicha Sandoval Alaguna contribuyó con la redacción de esta nota.

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