Niños y adultos se mueren de frío debido a las pésimas condiciones de vida en la Franja de Gaza
Esto se produce en medio de un estado de temor entre la población después de que las heladas provocaran la muerte de 7 personas, 6 de ellas niños, en los últimos días.
GAZA
Una noche difícil vivieron los palestinos desplazados en varias partes de la Franja de Gaza después de que el agua de lluvia inundara sus tiendas y los vientos provocaran que partes de ellas se rasgaran o volaran por completo tras haber estado expuestas al desgaste durante más de más de 15 meses de “genocidio” israelí.
La Franja de Gaza está afectada por una depresión acompañada de fuertes lluvias y una masa de aire frío que azotó los territorios palestinos el pasado domingo por la noche, según la meteorología palestina, mientras Israel continúa sus ataques aéreos y de artillería en diversas zonas del enclave.
Esta depresión exacerbó la tragedia de los desplazados, quienes se vieron obligados a permanecer despiertos a todas horas de la noche para intentar salvar lo que se podía salvar de sus tiendas desgastadas y rotas y proteger a sus hijos para que no se ahoguen.
Esto se produce en medio de un estado de temor entre la población, especialmente las mujeres, por los niños y ancianos que se encuentran dentro de las tiendas de campaña, después de que las heladas provocaran la muerte de 7 personas, 6 de ellas niños, en los últimos días.
Este miedo también persiguió a los niños que presenciaron la muerte de sus semejantes a causa del frío, ya que la helada provocaba escalofríos en sus pequeños cuerpos y dificultad a la hora de respirar.
Un estado de pánico también se apoderó de los niños debido a los rayos que de vez en cuando destellaban en el cielo de la Franja de Gaza, ya que muchos de ellos pensaban que eran el resultado de las explosiones de los bombardeos israelíes.
El corresponsal de la Agencia Anadolu (AA) informó que las tiendas de campaña de los desplazados, las cuales se habían instalado en terrenos vacíos y parques infantiles en varias partes de la Franja de Gaza después de que Israel destruyera sus hogares y les impidiera regresar a lo que quedaba de ellos, quedaron bajo el agua.
Así, el sufrimiento de los desplazados, quienes viven en difíciles condiciones humanitarias, se ha duplicado ante la falta de agua y alimentos y de artículos de primera necesidad, especialmente para el invierno, como mantas y aparatos de calefacción.
Esto se produce a la luz de los ataques israelíes deliberados contra tiendas de campaña, centros de desplazamiento y refugio en varias zonas de la Franja de Gaza, como parte de su guerra de “genocidio”, mientras el Ejército israelí comete masacres contra ellos más de una vez, lo que provoca la muerte y heridas en cientos de personas.
Iyad Abu Awdah, uno de los palestinos desplazados y cuya tienda instalada en el estadio de Yarmuk, en el centro de la ciudad de Gaza, fue inundada por el agua de lluvia, dice que vivió momentos difíciles la noche del domingo y la madrugada del lunes debido a las fuertes lluvias.
Pero su momento más difícil fue cuando encontró el cadáver de su hijo discapacitado Ibrahim, de 9 años, empapado en agua de lluvia que se había filtrado en su cama dentro de la tienda. “La tragedia que estamos viviendo cada minuto es muy difícil y el mundo entero debe intervenir para que nuestras condiciones de vida mejoren”.
Advierte de una verdadera catástrofe en los próximos días si no se encuentra una solución para los desplazados, especialmente aquellos que se vieron obligados a vivir en tiendas de campaña hechas de tela y nailon, y agrega que la carpa no protege contra fuertes olas de frío, señalando que se inundó más de una vez durante las lluvias anteriores, obligándole a cambiar su ubicación en el campamento.
Abu Awdah señala que fue desplazado hace más de un mes y medio de la provincia del Norte a Gaza, donde no encontró refugio para su familia de ocho personas excepto en una tienda de campaña.
Una experiencia similar vivió la familia del palestino Yahya Ghabn, quien vive en una tienda de campaña en el campamento para refugiados de Ash-Shati, al oeste de la ciudad de Gaza, tras ser desplazado de la localidad de Beit Lahia a finales de octubre pasado.
La madre Iman recuerda que intentaron por todos los medios evitar que su tienda se inundara en el invierno y el frío extremo, pero todos sus intentos fueron infructuosos. “En nuestra casa vivíamos como personas honorables y teníamos suficientes mantas para evitar el frío del invierno y protegernos de la lluvia, pero en la tienda nunca fue posible proporcionar lo que solíamos en casa”.
La familia Ghabn, formada por cinco miembros, entre ellos un bebé, Qays, quien aún no ha cumplido un año, vive en condiciones trágicas dentro de la tienda debido al frío y a la falta de calefacción.
“Lo que más temo en el frío y la lluvia es mi hijo Qais, quien vino a este mundo en esta guerra y vivió con nosotros el sufrimiento en todos sus detalles”, comenta Iman y agrega que “a cada momento miro a mi hijo y lo observo con atención, porque tengo miedo de que muera de frío o que quede sumergido bajo el agua sin que nos demos cuenta”.
“Los esfuerzos de las instituciones caritativas y de ayuda, cualesquiera que sean, no pueden cumplir su propósito porque los desplazados del norte de Gaza se quedaron sin ninguna necesidad de subsistencia y lo necesitan todo”, lamenta.
El 5 de octubre, el Ejército israelí invadió nuevamente el norte de la Franja de Gaza con el pretexto de “impedir que Hamás recupere su poder en la región”.
Mientras tanto, los palestinos acusan que Israel intenta ocupar la región y convertirla en una zona de colchón y desplazarlos bajo el peso de sangrientos bombardeos y un férreo asedio que los priva de alimentos, agua y medicinas.
La misma tragedia ocurre en las zonas situadas al sur del eje Netzarim, la línea de división que el Ejército israelí ha establecido a lo ancho de la Franja de Gaza. Los desplazados dentro de sus tiendas no pudieron dormir debido a la intensa lluvia que inundó decenas de tiendas y al frío extremo.
Los desplazados indican que sus cuerpos ya no podían tolerar el clima frío debido a la falta de medios de calefacción.
*Traducido por Daniel Gallego.
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