ONU: 48 millones de personas podrían enfrentar la hambruna en África Occidental y Central durante junio y agosto de 2023
Por primera vez en el Sahel, se pronostica que 45.000 personas experimentarán niveles de hambre catastróficos (fase 5), a un paso de la hambruna, incluidas 42.000 en Burkina Faso y 2.500 en Malí.
ESTAMBUL
Las Naciones Unidas (ONU) prevén que la cantidad de personas que carecen de acceso regular a alimentos seguros y nutritivos aumente a 48 millones en África Occidental y Central durante junio y agosto de este año, según el análisis de seguridad alimentaria Cadre Harmonisé de marzo.
En un comunicado, la ONU informó que se trata de un aumento de cuatro veces en los últimos cinco años y señaló que los resultados también confirman una tendencia hacia una expansión geográfica de la inseguridad alimentaria en la región a largo plazo.
La inseguridad alimentaria aguda está en camino de alcanzar su punto más alto en 10 años para junio de este año, con una expansión preocupante de la inseguridad alimentaria en los países costeros y niveles catastróficos de hambre en las áreas afectadas por conflictos en Burkina Faso y Malí, donde la asistencia humanitaria se ve gravemente obstaculizada por la inseguridad.
Por primera vez en el Sahel, se pronostica que 45.000 personas experimentarán niveles de hambre catastróficos (fase 5), a un paso de la hambruna, incluidas 42.000 en Burkina Faso y 2.500 en Malí.
Los efectos combinados del conflicto, las crisis climáticas, la COVID-19 y los altos precios de los alimentos continúan aumentando el hambre y la desnutrición en la región.
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La ya sombría situación nutricional de las comunidades de toda la región también se está deteriorando, con 16,5 millones de niños menores de cinco años que se enfrentarán a la desnutrición aguda en 2023, incluidos 4,8 millones de niños que sufrirán la forma severa debilitante (SAM). Este es un aumento del 83% en la desnutrición aguda global (GAM) en comparación con el promedio de 2015-2022.
Además de la inasequibilidad de una dieta nutritiva y saludable diversificada, especialmente para los niños pequeños y las mujeres, los conflictos y el desplazamiento de la población son uno de los principales impulsores del empeoramiento de la situación, lo que conlleva a un acceso reducido a los servicios sociales esenciales como la sanidad, nutrición y protección social, que afecta negativamente las prácticas de cuidado.
Entre 2019 y 2023, los incidentes de seguridad aumentaron en un 79% en la región, lo que provocó desplazamientos masivos de población e interrumpió el acceso a tierras de cultivo y forraje.
A pesar de la mejora de las precipitaciones en 2022, el acceso y la disponibilidad de alimentos siguen siendo motivo de gran preocupación. La región sigue siendo dependiente de las importaciones netas, y la depreciación de la moneda y la alta inflación están provocando que aumenten las facturas de importación de alimentos en la región, incluso cuando los países luchan con importantes restricciones fiscales y desafíos macroeconómicos.
Además, existe la preocupación de que las restricciones al movimiento de trashumancia y las altas concentraciones de ganado en algunas áreas puedan conducir a un mayor deterioro de las condiciones de pastoreo y seguridad.
En este sentido, la Fao, Ocha, Unicef y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas volvieron a llamar a los socios humanitarios y de desarrollo, así como al sector privado, a apoyar a los Gobiernos nacionales en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la nutrición en la región.
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