Los argelinos no temen al regreso de la “década oscura” de los 90
La preocupación por el regreso de la sangrienta década de los 90, que terminó durante el gobierno del presidente Abdulaziz Bouteflika, no convence a los argelinos que participaron en las protestas.

ARGELIA
Después de casi un mes de manifestaciones masivas en Argelia, se puso fin a la presidencia de cuatro períodos de Abdulaziz Bouteflika, que comenzó hace 20 años.
Tras la renuncia de Bouteflika, se espera que el primer viernes tenga lugar una amplia gama de manifestaciones que exigen un cambio radical en la cumbre y la administración del estado.
En los medios de comunicación oficiales del país se planteó la preocupación de revivir la “década oscura” que vivió Argelia en los años 90.
La “década oscura”
Tras las protestas masivas en 1988, el sistema multipartidista de Argelia, que se planteó como una apertura, desafortunadamente abrió las puertas a lo que se conoció como la “década oscura” del país africano.
En las elecciones locales celebradas en Argelia en 1990, el Frente de Salvación Islámico (FIS) obtuvo la victoria, pero el ejército canceló las elecciones presidenciales el 11 de enero de 1992, forzando a Chadli Bendjedid a la dimisión. Argelia fue arrastrada a una guerra civil sangrienta y sucia que costaría 200.000 vidas al año entre grupos islámicos y unidades de seguridad.
Bouteflika, quien fue elegido presidente en Argelia en 1999, fue nombrado al final de este período.
Además de las medidas tomadas en el plan de consenso nacional, como la amnistía general, la política exterior, la reconciliación con Occidente y la integración económica, Bouteflika escribió su nombre en la historia oficial argelina al acabar con la década oscura de los años noventa.
Los manifestantes no temen a los fantasmas de los años 90
Durante las protestas que llevaron al final de Bouteflika en Argelia, el ejército y el régimen se pusieron a la vanguardia de la "insurrección de la década oscura de los años 90".
En la Plaza de la Oficina Central de Correos, que se ha convertido en el símbolo de las protestas, algunos manifestantes continúan reuniéndose durante el día, gritando consignas y llevando dinero en moneda extranjera.
Las fuerzas de seguridad esperan alrededor de las manifestaciones pacíficas, pero no interfieren.
En los escaparates de algunas de las tiendas cercanas a la plaza, las banderas argelinas se venden junto con trajes locales.
La juventud de hoy en Argelia, donde mas del 60% de la población tiene 30 años o menos, sale a las calles a protestar afirmando que no temen volver a una década oscura, al explicar que han visto un cambio positivo.
En la geografía árabe, el nivel de autoritarismo de los regímenes se mide por cuánto escuchan sus interlocutores, qué tanto bajan el tono y con qué frecuencia controlan el medio ambiente. En algunos países, este nivel es tan alto que la gente se rehúsa a debatir los temas políticos.
Esta situación parece haber cambiado en los últimos meses para los argelinos, quienes anteriormente se habían abstenido de discutir los problemas del país en la esfera pública.
El ingeniero argelino Visam Bumeza, de 38 años, habló con la Agencia Anadolu:
“En Argelia, la generación que vivió en los años 90 ha cambiado. La gente ha alcanzado una conciencia diferente. No podemos vivir de nuevo en una década oscura”.
Aunque el régimen argelino presentó entonces a Bouteflika para terminar con la década oscura y trajo el cambio que quería Argelia, Bumeza compartió que no estaba de acuerdo con que el régimen muestre al mandatario como un “líder sabio que trajo la paz al país”.
Bumeza señaló que Bouteflika era solo el escaparate del régimen argelino, en otras palabras, la parte visible del régimen argelino.
“El régimen en Argelia, llamado poder, está compuesto de múltiples capas. Esto es sabido por todos. Bouteflika era casi como una marioneta. Pero todavía es un paso importante que haya renunciado como resultado de las protestas”.
Con respecto a Ahmed Gaed Salah, el jefe del Estado Mayor General de Argelia, quien fue designado por Bouteflika y quien solicitó la inhabilitación del mismo presidente, Bumeza dice con una sonrisa en el rostro que “esa es la ironía del destino”.
Sarah Bilhalil, de 27 años, una estudiante universitaria de la ciudad de Bicaye, señaló que los argelinos de hoy tienen condiciones diferentes a las de los 90.
“El cambio puede llevar años, décadas, pero hemos dado un paso adelante, ya no hay retorno”, dijo la joven.
*Carolina Zúñiga contribuyó con la redacción de esta nota.
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